Inclusión real: dan trabajo a personas con discapacidad intelectual y psicosocial

La búsqueda de empleo siempre ha sido un tema de preocupación en una Argentina que salta de crisis en crisis, y esta inquietud aborda con más fiereza en aquellos que cuentan con alguna discapacidad intelectual-social. Ahí es donde aparece IDEL, una fundación sin fines de lucro, dedicada a promover la inclusión laboral de personas con dichas discapacidades.

Esta organización ofrece un espacio laboral legítimo alternativo para personas jóvenes y adultas con discapacidad intelectual y/o psicosocial, que no accedan a igualdad de condiciones en la posibilidad de incluirse o sostener un puesto en el mercado de empleo competitivo, debido a las barreras y/o actitudes restrictivas del entorno.

Jaime  Kleidermacher es el Presidente de IDEL y explica cómo surge la idea de ayudar a conseguir  trabajo a otros: “Esta incentiva nace como programa autónomo en el año 2007. Se trata de la concreción de un ideario ético consistente en lograr la inclusión de personas con discapacidad en la sociedad a través de la herramienta del trabajo”, comenta.

”Es un programa que se entronca en el principio de lo que se llama Tikum Olam en la tradición hebrea o reparación del mundo, que es un conjunto de valores y principios éticos que nutren a la Red Judaica a la que IDEL se integra. Buscamos lograr la máxima jerarquización del ser humano a partir de su valoración, de su crecimiento, desarrollo y capacitación a través del trabajo. Ya en la Red Judaica a través de su institución educativa que es Arlene  Fern Community School se había iniciado una tarea muy pionera en la Argentina  incorporando a programas de integración (luego llamados “de inclusión”) de niños con discapacidad dentro de su escuela primaria, haciéndolo de manera orgánica e institucional y no caso por caso. Partiendo de la base de ese modelo inclusivo nace IDEL para ocuparse de los jóvenes que ya hubieran pasado por esa experiencia educativa y generando herramientas para su inclusión adulta”, relata Kleidermacher.

Así funciona IDEL

Semejante emprendimiento necesita de colaboradores y trabajadores comprometidos que aportan todos sus esfuerzos en el buen engranaje de este proyecto, y eso es clave para el gran funcionamiento de IDEL. “Hay tres vías de funcionamiento”, nos cuenta Jaime: “En la primera se intenta lograr la capacitación de personas con discapacidad para que se integren en empresas ajenas a la estructura idel, ya sean empresas privadas grandes o Pymes, en donde presten servicios capacitados y monitoreados por IDEL;  la segunda vía es generar dentro de la estructura operativa una tercerización  de servicios productivos para empresas que requieran  determinada etapa de la terminación o empaquetamiento de sus productos,  tarea que se realiza dentro del espacio físico de IDEL."

"En este contexto tenemos 25 personas trabajando en forma permanente (hemos ido aumentando la cantidad de años hasta llegar a este tope) y trabajamos con una gran cantidad de voluntarios que van rotando durante los días de semana para tutoriar la tarea. Trabajamos de lunes a viernes de 9 a 13 horas.  Depende del trabajo que hay que hacer se capacita a las personas con discapacidad, se las acompaña en las tareas que ellas mismas realizan y luego se entregan los productos a las empresas que lo requieren y que pagan por ese servicio. La tercera área de trabajo es la fabricación de bolsas de residuos que es un producto desarrollado por IDEL a partir de material de descarte que nos es donado y nosotros hemos adquirido máquinas para el desarrollo de esas bolsas gracias a premios que hemos obtenido en concursos para ongs que premiaron la labor solidaria y de excelencia social que IDEL plantea”.  

“Estos productos se entregan a consorcios o a personas particulares que hacen una donación a IDEL para el sostenimiento de nuestra estructura.  Tenemos además de una amplia red de voluntarios, algunos que integran la comisión directiva y muchos más que además asisten en las tareas de los jóvenes. También nos prestan asistencia algunos profesionales que van rotando y que prestan tareas que facturan y que son de distinto tipo en el área administrativa,  asistencia del taller, seguimiento psicopedagógico y en otro tipo de áreas también y que  son parte del costo que IDEL tiene que atender . IDEL con transformó en una fundación en el año 2013 logrando su total autonomía e independencia institucional que mantiene hasta el día de hoy sin dejar de pertenecer a la Red Judaica”, dice el Presidente de IDEL.

Reconocimiento legal y financiamiento

“Nosotros como institución estamos inscritos y registrados como taller protegido del Ministerio de trabajo de la Nación”, aclara el Presidente. “Somos la única entidad que funciona en la ciudad de Buenos Aires con esta característica. Hemos logrado todas las certificaciones y habilitaciones que nos permiten trabajar en este sentido y eso significa que los jóvenes reciben un ingreso mensual por sus tareas y que nosotros certificamos que las hacen por parte del gobierno de la Nación a través del Ministerio de trabajo”.  

Sin embargo, la mayoría de los costos son solventados por la organización, como bien señala Jaime Kleidermacher. “Todo el resto de los gastos que implica la estructura son asumidos y solventados íntegramente por IDEL:  los pagos de sus costos corporativos y gastos de mantenimiento,  luz,  gas, expensas,  reparaciones, desayunos,  artículos de limpieza,  internet, computadoras, el pago de Los profesionales, el pago de las presentaciones en las distintas dependencias,  la preparación de documentación,  todo eso es solventado a través del pago que hacen las empresas por los productos terminados y las donaciones que recibimos, más  los ingresos  por eventos que tratamos de organizar a beneficio de IDEL una o dos veces por año con eso la institución se nutre del dinero necesario para pagar sus gastos de funcionamiento.  Todos los meses, se distribuyen los excedentes de ingresos para brindarles a los jóvenes un bonus”.

No hay metas sin desafíos

Es evidente que el camino no estuvo exento de inconvenientes y Kleidermacher lo confirma: “Un gran desafío que hemos atravesado  fue durante la pandemia, en donde mantuvimos el trabajo activo a través de un esfuerzo muy significativo de nuestros voluntarios y un sistema de comunicación nutrido por el traslado de materiales por  remises y de tutoriales que se grababan por video y se transmitían  por WhatsApp para que los jóvenes en esas épocas de aislamiento y que podían ser tan difíciles para su salud integral psicofísica pudieran seguir trabajando en sus casas, al no tener un espacio físico común durante el tiempo en que funcionó el aislamiento obligatorio y eso fue una gran satisfacción porque no nos tuvimos que discontinuar. Cuando pudimos empezar a trabajar de nuevo en nuestros espacios físicos no sufrimos ninguna merma y todos nuestros jóvenes se pudieron incorporar sin haber perdido el hábito del trabajo y su salud psicofísica se mantuvo”.

“El trabajo y el funcionamiento de IDEL no son sencillos”, reconoce Jaime que agrega: “Requieren mucho esfuerzo y la coordinación de tareas de muchas personas que diariamente se multiplican para que IDEL funcione y sea eficiente y logre sus objetivos. La tarea cotidiana no está exenta de problemas de todo tipo, desde psicológicos, médicos y los propios del funcionamiento de un taller con proveedores, máquinas, herramientas y bienes que hay que generar y trabajar y producir y entregar. Estos desafíos que nosotros enfrentamos deben ser superados todos los días, tienen su recompensa cuando verificamos el crecimiento, el desarrollo y el esfuerzo de estos jóvenes con discapacidad que luchan cotidianamente por ser mejores y por poder incorporarse a la vida cotidiana y poder decirles a sus familias 'estoy creciendo, estoy desarrollándome y estoy ganándome mi sustento con el que colaboro con los gastos familiares' y esa es una enorme satisfacción para todos los que hacemos IDEL”.

Para colaborar con IDEL y adquirir sus bolsas de consorcios basta con completar los datos de contacto que se indican en el siguiente enlace.