El emprendedor que creció entre cables y motherboards y hoy proyecta operar USD 150 millones al mes en 2026

Estudió en la Universidad de Palermo y en simultáneo hizo la carrera de analista de sistemas en ORT, pero la universidad funcionó más como una capa complementaria a un proceso que él ya venía transitando.

Por redacción

Hace 2 horas

David Duek se sentó frente a un hombre mayor que él, amigo de su padre, sin sospechar que aquella conversación definiría su futuro. Su padre lo había enviado con una consigna directa: presentarle la idea de su proyecto y escuchar cómo “lo cagaban un poco a pedos”. Era, según él, una forma de bajarlo a tierra y mostrarle que una buena intuición no bastaba para construir una empresa.

 

La escena terminó de un modo inesperado: el hombre no sólo validó la idea, sino que se entusiasmó. Duek salió de esa reunión con algo más que aprobación. Salió con un socio. Esa capacidad de transformar resistencia en impulso empieza a explicar buena parte de lo que ocurrió después con Eluter, la fintech argentina de la que Duek, con tan solo 26 años, es CEO y cofundador, y con la que permite a empresas abrir cuentas, operar y realizar pagos internacionales desde una plataforma que simplifica procesos históricamente engorrosos.

 

Parte de la explicación de su carácter apareció, sin embargo, mucho antes de manejar millones de dólares en transacciones mensuales; cuando David pasaba horas desarmando equipos de computación que después no podía volver a armar. “Yo agarraba cosas y las desarmaba para ver qué tenían adentro”, recuerda.

 

El gesto no era destructivo: era exploratorio. Allí, entre motherboards, cables y piezas sueltas, se formó un ADN híbrido entre lo técnico y lo comercial. Esa curiosidad temprana convivió más tarde con otra influencia determinante: la cultura emprendedora de Israel, donde vivió tres años y donde estudiar y probar ideas formaba parte del paisaje cotidiano. “En Israel, si tenías una idea, lo normal era probarla”, contó.

 

Estudió en la Universidad de Palermo y en simultáneo hizo la carrera de analista de sistemas en ORT, pero la universidad funcionó más como una capa complementaria a un proceso que él ya venía transitando: entender cómo funcionaba la economía digital y, sobre todo, cómo se movía el dinero entre países.

 

Eluter nació de esa inquietud. No surgió de un pitch deck diseñado para buscar inversión, sino de observar de cerca un problema concreto que frustraba a startups y pymes: la dificultad para abrir cuentas en el exterior, pagar proveedores en otros países y mover capital con fluidez.

 

David vio empresas que tardaban semanas en completar procesos bancarios, lidiaban con requisitos imprecisos y resolvían pagos con mecanismos improvisados. Observó también el surgimiento de un ecosistema global basado en infraestructura digital y stablecoins que resolvía en minutos lo que la banca tradicional procesaba en días. Allí vio una oportunidad.

 

Eluter había nacido como una plataforma que ofrecía cuentas digitales y pagos internacionales con un enfoque más liviano, transparente y rápido. En un inicio atendía también a usuarios individuales, con unas 3.000 cuentas que aún conserva como parte de la etapa inicial del proyecto.

 

Sin embargo, el mayor potencial apareció en el segmento corporativo. En 2023, las empresas que operaban en Eluter movían alrededor de un millón de dólares mensuales. Para octubre de 2025, esa cifra se acercó a los 40 millones. Hoy, unas cien compañías activas utilizan la plataforma para abrir cuentas, pagar proveedores en el exterior, cobrar desde otros mercados y administrar saldos en distintas divisas.

 

A medida que avanzaban, consolidaron un modelo que integró tecnología cripto —sobre todo stablecoins— con mecanismos de compensación diseñados para ofrecer previsibilidad cambiaria. Pero la clave no era la capa tecnológica, sino la experiencia del usuario.

 

Eluter se consolidó así como una empresa que combina una interfaz clara con una infraestructura sofisticada detrás. La mayoría de sus clientes no necesita —ni quiere— entender cómo funciona un sistema de compensación internacional ni una red de liquidación. Solo necesitan operar sin fricción: abrir cuentas, enviar pagos, recibir fondos y administrar su liquidez sin esperar semanas a que un banco apruebe un trámite. Esa simplicidad es parte esencial del producto. “El diferencial no está en agregar complejidad, sino en sacarla”, suele decir Duek.

 


Cómo opera Eluter: la mecánica detrás de la eficiencia

La plataforma funciona sobre un esquema híbrido que integra cuentas financieras tradicionales, infraestructura digital con activos estables y sistemas de compensación que permiten acortar tiempos y reducir costos. Una empresa puede abrir cuentas en dólares o euros, obtener una CVU local, operar con wallets digitales, emitir tarjetas corporativas, integrar APIs y administrar varios usuarios dentro del mismo negocio. Cada una de estas funciones está diseñada para que la complejidad técnica quede oculta y la experiencia del cliente sea directa.

 

Hoy, Eluter acompaña a compañías de software, consultoras, startups tecnológicas, comercios electrónicos y exportadores de servicios que necesitan cobrar en dólares desde otros mercados y operar con previsibilidad en un entorno regulatorio complejo.

 

La expansión se explica dentro de un movimiento más amplio del ecosistema financiero argentino y global. Según un relevamiento del sector, para 2024 existían en Argentina unas 383 fintech, con un crecimiento interanual del 11,7% y una tasa compuesta del 15,3% desde 2020, lo que la convierte en una de las industrias tecnológicas más dinámicas del país.

 

A su vez, un análisis reciente mostró que las transferencias a través de fintech y billeteras virtuales crecieron de forma sostenida, mientras que el uso de métodos bancarios tradicionales perdió competitividad frente a nuevas soluciones digitales.

 


Los próximos pasos

De cara al futuro, la empresa proyecta alcanzar USD 150 millones mensuales de volumen operado durante el primer trimestre de 2026.

 

Si su primer capítulo fue artesanal y el segundo estuvo marcado por la resiliencia, el tercero se construye sobre una ambición clara: que cualquier empresa pueda operar globalmente sin fricciones, desde un mismo lugar y con la velocidad que el negocio exige.

 

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