Ganadería argentina: el mapa de riesgos y oportunidades que muestra el último Reporte de Actualidad Agro CREA

La mejora del tipo de cambio real multilateral sectorial permitió a los frigoríficos compensar parte del encarecimiento del novillo pesado en el mercado argentino.

Por redacción

Hace 1 hora

Un consumo interno sostenido de carne vacuna y una demanda externa que presenta oportunidades debe hacerle frente a una oferta de hacienda limitada en un entorno financiero complejo para la actividad. Así lo indica el último Reporte de Actualidad Agro CREA, que identifica los factores clave que intervienen en el negocio ganadero argentino.

 

El Índice del Tipo de Cambio Real Multilateral de la carne bovina argentina (ITCRM-Carne) se recuperó de manera importante en los últimos meses, luego de registrar un mínimo de 132 en el primer trimestre de este año.

 

De todas maneras, aún no logró alcanzar el promedio histórico de 177 correspondiente al período comprendido entre 2019 y 2025, en el cual se registró una elevada variabilidad de situaciones.

 

El ITCRM-Carne elaborado por CREA busca medir qué tan competitivo es el tipo de cambio en la Argentina para la carne bovina respecto a la participación relativa de los demás países relevantes en el comercio internacional de carne vacuna, entre los cuales destacan Brasil, Paraguay, Uruguay, Australia y EE.UU.

 

Además, el índice también tiene en cuenta el efecto que producen los reintegros y derechos de exportación en la Argentina, que operan aumentando o reduciendo el nivel del tipo de cambio que efectivamente percibe el frigorífico exportador.

 

El índice muestra la relación entre las variaciones en el tipo de cambio nominal y la inflación de distintos países con respecto a la Argentina. De la interacción entre ambas variables, resultan períodos de apreciación o depreciación que pueden resultar en menor o mayor competitividad vía tipo de cambio.

 

La mejora del tipo de cambio real multilateral sectorial permitió a los frigoríficos compensar parte del encarecimiento del novillo pesado en el mercado argentino, cuyo valor, medido en dólares, superó a los presentes en Brasil y Uruguay.

 

Un factor favorable en términos de demanda externa es que el mes pasado EE.UU. eliminó el arancel del 10% vigente sobre la carne bovina importada, lo que implica que el cupo anual de 20.000 toneladas que tiene la Argentina en ese mercado volvió a tener un arancel preferencial de 40 u$s/tonelada (menos del 1% considerando el valor FOB promedio de exportación a ese destino). Por fuera de la cuota el arancel es del 26,4%. Por otro lado, continúa la negociación bilateral para ampliar el cupo de Argentina a 80.000 toneladas anuales a EE.UU.

 

Israel se posiciona como el segundo mayor comprador de carne argentina en 2025, con una participación del 10% de las ventas y un incremento de la facturación del 47% interanual, impulsado por su demanda de carne kosher a valores excepcionalmente altos.

 

En tanto, China extendió la investigación de salvaguardia sobre carne importada hasta el próximo 26 de enero, alegando daño potencial a su industria, lo que genera una fuerte incertidumbre para los proveedores sudamericanos.

 

En lo que respecta a la demanda interna, el consumo aparente de proteína animal rondaría los 120 kilogramos per cápita para el año 2025, distribuidos en 52 kilos de carne aviar, 49 de carne bovina y 19 de carne porcina. La participación de la carne bovina cae de forma estructural, mientras la aviar y la porcina ganan espacio debido al factor precio junto con nuevos hábitos del consumidor argentino.

 

La tasa de extracción de hembras representa el porcentaje de faena sobre el stock total de vacas y vaquillonas. Cuando dicha tasa supera el 20%, el stock de vientres cae, mientras que cuando se ubica por debajo se recompone.

 

En los últimos años, predominaron tasas de extracción superiores a la de equilibrio. Esta continua liquidación de vientres puede asociarse a necesidades de liquidez y a un contexto financiero poco favorable para la producción, aunque estratégicamente sería necesario retener más hembras para aumentar la oferta.

 

El crédito al sector ganadero, tanto en pesos argentinos como en dólares, se encuentra actualmente muy por debajo de los máximos alcanzados entre 2013 y 2017, cuando el financiamiento superaba una cifra equivalente a 1500 millones de dólares.

 

Con este nivel de crédito disponible resulta difícil para los productores estirar los ciclos, es decir, financiar engordes más largos y retener vientres, pasos clave para lograr mayores pesos de faena, recomponer stock y acompañar con oferta tanto el consumo interno como las oportunidades de exportación.

 

En ese marco, en la última Encuesta SEA CREA el neteo de la cantidad de empresas ganaderas que percibe un buen momento y las que perciben un mal momento para realizar inversiones muestra una mejora gradual, pero aún frágil, dado que luego de dos años de valores negativos, el mes pasado el valor resultante es levemente positivo (+6%). Esta incipiente disposición podría profundizarse si aparecieran tasas más bajas y mejores condiciones de financiamiento para una actividad que tiene un horizonte de mediano a largo plazo.

 

Hacia fines del presente año los precios de los machos muestran niveles muy atractivos: el novillito 260-300 kilos para invernada se ubica en 3,57 u$s/kg, mientras que el novillo pesado de exportación se encuentra en 3,08 u$s/kg y el novillito liviano (hasta 390 kilos) en 3,01 u$s/kg. Estos valores refuerzan la estrategia de sumar kilos al animal, de modo de diluir el costo de una recría cara por una relación compra-venta desfavorable.

 

En línea con las señales de precio y la disposición de oferta forrajera, la última Encuesta SEA CREA muestra que la mayor parte de los empresarios pecuarios CREA consultados planifica agregar más kilos antes de la venta.

 

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