El retorno a 1939, por Yoel Freue | Dolarhoy.com

El retorno a 1939, por Yoel Freue

Por Yoel Freue

 

Es sabido que los seres humanos estamos caracterizados por una necesidad de poder, agresión o dominación. Sin embargo, la sociedad en la que vivimos y las reglas de convivencia establecidas, hacen que estos impulsos se vean contenidos y aplacados, diferenciándonos así de nuestros antepasados primitivos.

 

Sin embargo, cada tanto ocurre en la Historia de la Humanidad, que ciertos personajes logran acumular el poder suficiente como para posicionarse en un lugar en el que, colmados de poder, dan rienda suelta a su afán de dominación.

 

La reciente invasión a Ucrania comandada por el actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, totalmente injustificada, arbitraria y desigual, coloca a éste personaje a la altura de los principales victimarios de nuestra era.

 

El politólogo Stanislav Belkovsky afirma que la clave para comprender a Putin sería la ausencia de amor familiar durante su infancia. También se afirma que los únicos amigos de Vladimir son su labrador y su ovejero búlgaro. Resulta familiar, ¿no?. Así es. Hitler también tuvo una infancia carente de amor, y de grande se lo veía muchas veces acompañado por su perra Blondi.
Sin embargo, nada justifica el accionar de Putin. La historia debería servirnos para aprender de los errores del pasado y no volver a cometerlos, pero el presidente de Rusia va en el camino contrario.
 
Más de un millón de refugiados han huido de Ucrania como consecuencia de la invasión rusa a una semana del inicio del conflicto, según informó la ONU. No está claro cuántos civiles ucranianos han muerto. Se informan al menos 136 muertes, pero se advierte que el número es probablemente mucho mayor. Las consecuencias de esta guerra afectan directa o indirectamente a todos. Inclusive al pueblo Ruso, ya que las sanciones que los principales países han establecido contra esta nación, tendrán un efecto directo en la vida de millones de personas que habitan dicho país, muchos de los cuales son rehenes de éste dictador, lo que quedó demostrado recientemente cuando la policía de San Petersburgo arrestó al menos a 350 ciudadanos que protestaban contra la guerra, elevando el número total de manifestantes detenidos a 7.624 desde que comenzó la invasión, según una organización independiente que rastrea las violaciones de derechos humanos en Rusia.
 
En contraste, podría pensarse a quienes apoyan a Putin y su accionar (Naciones afines y soldados rusos) como víctimas de “La Propaganda”,  pero esto no los exime de la responsabilidad que recae sobre ellos por el accionar que están llevando a cabo.
 
El presidente de Ucrania, manifestó durante su discurso ante el Parlamento Europeo que “Solo estamos luchando por nuestra tierra y nuestra libertad. Deseamos ver a nuestros hijos con vida. Creo que es justo". Pero no solo se está luchando por la libertad Ucraniana. Es el futuro del mundo entero el que se está poniendo en juego en el campo de batalla. ¿O acaso creemos que si se demuestra la supremacía Rusa, esto no escalará a otras naciones?
 
Las ambiciones imperiales y la motivación por recuperar el resplandor de la Unión Soviética que movilizan a Putin deben ser frenadas ya mismo. Resulta inaceptable permanecer al margen y mantener silencio cuando la gente está muriendo. La paz que arduamente se consiguió luego de la segunda guerra mundial está en jaque, y son los organismos multinacionales que velan por los derechos de la humanidad, quienes deben poner fin de manera inmediata a esta locura para evitar un retroceso a 1939.