La importancia de la planificación financiera y su sorprendente efecto en tu vida
En esta lección hablaremos de la importancia de hacer un presupuesto y de la planificación financiera.
Por Mario Capeluto
Inversor y escritor de las obras “El Inversor de Bolsillo argentino” y “El Inversor de Bolsillo Dos – Invirtiendo cómo los que saben”
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En esta lección hablaremos de la importancia de hacer un presupuesto y de la planificación financiera. Veremos los tipos de presupuestos que hay, como identificar los gastos e ingresos variables y estrategias para alcanzar metas financieras. Te recordamos que el curso completo lo podés encontrar también en elinversordebolsillo.com.ar
Métodos de Planificación Financiera: tradicional vs. basado en cero
Un presupuesto es una herramienta fundamental para manejar las finanzas, ya sea en una empresa o en el hogar. Dos métodos populares de presupuestación son el presupuesto tradicional y el presupuesto basado en cero. Ambos tienen enfoques diferentes, y elegir el adecuado dependerá de tus objetivos y necesidades.
¿Qué es el presupuesto tradicional?
El presupuesto tradicional consiste en tomar como base los gastos e ingresos del período anterior para proyectarlos al futuro. Este método se utiliza con frecuencia porque es simple y rápido, especialmente si ya tienes registros de tus finanzas previas.
Por ejemplo, si el mes pasado gastaste $200.000 en alimentos, para el próximo mes podés asignar un monto similar ajustado por inflación o por cambios específicos. En el caso de empresas, esto se traduce en usar el presupuesto del año pasado como referencia, sumándole incrementos estimados en costos o ingresos.
Aunque es práctico, este método tiene algunas limitaciones. Se basa en la idea de que lo que ocurrió antes seguirá siendo relevante, lo cual no siempre es cierto. Además, puede perpetuar gastos innecesarios o ineficientes porque no se cuestiona la necesidad de cada partida.
¿Qué es el presupuesto basado en cero?
El método de presupuestación basado en cero parte de un enfoque totalmente diferente. En lugar de asumir que los gastos anteriores son la norma, este método obliga a justificar cada gasto desde cero, como si no existieran antecedentes.
Imaginá que tenés que elaborar tu presupuesto mensual sin mirar los números del mes anterior. En este caso, pensarías cuánto realmente necesitas para cada categoría, como alimentos, transporte o entretenimiento. Cada gasto debe ser analizado y aprobado según su importancia y alineación con tus objetivos financieros.
En las empresas, esto significa evaluar cada actividad o proyecto por su valor agregado. Si una partida de presupuesto no está justificada, simplemente no se financia. Este enfoque puede ser más exigente en términos de tiempo y esfuerzo, pero ofrece mayor control y eficiencia.
Principales diferencias entre ambos métodos
La mayor diferencia radica en la forma en que se aborda el presupuesto. El método tradicional se basa en la continuidad y ajustes incrementales, mientras que el método basado en cero requiere empezar desde una página en blanco cada vez.
El método tradicional es ideal cuando buscas simplicidad y estabilidad, ya que no necesitas justificar cada gasto constantemente. Sin embargo, puede no ser adecuado si estás tratando de optimizar o reducir costos.
Por otro lado, el presupuesto basado en cero es perfecto si quieres un control exhaustivo sobre tus finanzas y evitar gastos superfluos. Sin embargo, demanda más tiempo y compromiso, por lo que no siempre es práctico para situaciones donde la rapidez es clave.
¿Cuál deberías elegir?
Elegir entre un presupuesto tradicional y uno basado en cero dependerá de tus necesidades y recursos. Si sos una persona o empresa que busca mantener estabilidad financiera con cambios mínimos, el método tradicional puede ser más adecuado. Por otro lado, si estás en un momento de reestructuración financiera o buscas maximizar cada peso, el enfoque basado en cero puede ser lo más conveniente.
Ambos métodos tienen su lugar en el mundo de las finanzas, y no hay una solución única para todos. La clave está en entender tus metas y elegir el enfoque que mejor se adapte a tu situación. Al final, lo importante es que el presupuesto sea una herramienta que funcione para ti, y no al revés.
¿Qué son los ingresos y gastos variables?
En nuestras finanzas personales, hay dos cosas principales que necesitamos entender: los ingresos (el dinero que entra) y los gastos (el dinero que sale). Dentro de estas categorías, hay tipos de ingresos y gastos que cambian constantemente: los llamamos variables.
Un ingreso variable es el dinero que ganas pero que no siempre es igual. Por ejemplo, si vendés cosas, puede que un mes vendas mucho y ganes bastante dinero, pero otro mes las ventas pueden ser más bajas. Otro ejemplo son los trabajos con comisiones, donde tus ingresos dependen de cuántas cosas logres vender.
Un gasto variable es un gasto que no siempre es el mismo cada mes. Por ejemplo, la plata que gastás en salidas, ropa o antojos. Un mes podés gastar mucho en comida rápida, pero al siguiente podés gastar menos porque decidiste cocinar más en casa.
¿Por qué es importante identificarlos?
Si no sabés cuánto dinero entra y cuánto dinero sale, es difícil organizarte. Es como tratar de llenar un balde con agua mientras tiene agujeros: no importa cuánto trabajes, siempre se te escapa algo.
Identificar tus ingresos y gastos variables te ayuda a:
- Saber cuánto dinero realmente tenés disponible.
- Evitar sorpresas. Por ejemplo, no gastar de más en cosas que no necesitás.
- Ahorrar mejor. Podés usar el dinero extra de los meses buenos para cubrir gastos inesperados o invertir en algo importante.
Cómo identificar los ingresos variables
Primero, hagamos una lista. Si tenés un trabajo donde ganás siempre lo mismo (como un sueldo fijo), ese ingreso no es variable. Pero si tenés ingresos que cambian, por ejemplo:
- Comisiones por ventas.
- Horas extra que trabajás algunas semanas.
- Pequeños negocios o ventas de cosas usadas.
Anotá cuánto ganás cada mes con estas actividades. Así vas a empezar a notar si hay meses donde ganás más y meses donde ganás menos.
Por ejemplo:
- Enero: Vendí $20.000 en ropa.
- Febrero: Vendí $15.000.
- Marzo: Vendí $25.000.
Esto te muestra que tus ingresos suben y bajan. El truco está en guardar algo de lo que ganás en los meses buenos para usarlo en los meses más flojos.
Cómo identificar los gastos variables
Hacer esto es más fácil de lo que parece. Seguí estos pasos:
1.Anotá todo lo que gastás. Puede ser en una libreta, una app o en tu celular.
2.Dividí los gastos en dos grupos:
- Gastos fijos: Lo que pagás todos los meses sin importar qué, como el alquiler o la luz.
- Gastos variables: Lo que cambia cada mes, como salidas, comida o ropa.
Un ejemplo puede ser así:
- Enero: Gasté $10.000 en salidas y $5.000 en ropa.
- Febrero: Gasté $8.000 en salidas y $2.000 en ropa.
Vas a ver que los números cambian porque son cosas que no siempre cuestan lo mismo.
¿Qué hacer con esta información?
Una vez que tenés identificados tus ingresos y gastos variables, podés hacer un presupuesto más claro. Esto te permite decidir:
- Cuánto dinero usar para divertirte sin gastar de más.
- Cuánto podés ahorrar.
- Cuánto necesitas para cubrir meses difíciles.
Por ejemplo, si sabés que en promedio ganás $20.000 de ingresos variables al mes y tus gastos variables son $10.000, podés ahorrar $10.000. Pero si un mes tus ingresos bajan a $15.000, ya sabés que necesitás ajustar tus gastos o usar lo que ahorraste.
Consejos prácticos
1.Usá una app para registrar tus finanzas. Hay muchas que son gratis y te ayudan a organizar tus ingresos y gastos.
2.Fijate en los patrones. Si todos los diciembre gastás mucho en regalos, podés prepararte guardando un poco de dinero durante el año.
3.Creá un fondo de emergencia. Esto es plata que guardás para cubrir imprevistos, como cuando tus ingresos variables son más bajos de lo esperado.
Conclusión
Entender y manejar los ingresos y gastos variables no es complicado. Solo necesitas un poco de tiempo para observar cómo entra y sale tu dinero. Una vez que lo tenés claro, vas a poder organizarte mejor, evitar deudas y, sobre todo, tener tranquilidad financiera.
Estrategias para alcanzar metas financieras
¿Alguna vez te planteaste una meta, como ahorrar para un viaje, comprar algo importante o pagar tus deudas, pero sentiste que no sabías por dónde empezar? No te preocupes, no sos el único. Alcanzar metas financieras puede parecer complicado, pero con un poco de organización y algunos pasos simples, es totalmente posible. Mario Cape te lo explica.
¿Por qué es importante tener metas financieras?
Tener metas financieras te da un propósito claro. En lugar de gastar sin pensar, sabés exactamente por qué estás ahorrando o invirtiendo. Esto no solo te ayuda a manejar mejor tu dinero, sino que también te motiva porque sabés que estás trabajando para algo importante para vos.
Por ejemplo, si tu meta es ahorrar para un auto, cada vez que guardes plata, vas a sentir que estás un paso más cerca de lograrlo. Es como armar un rompecabezas: cada pieza cuenta y, cuando terminás, la sensación de logro es increíble.
Paso 1: Definí tus metas financieras
Antes de empezar, tenés que saber qué querés lograr. Y no, no vale decir «quiero tener más plata». Las metas financieras tienen que ser específicas y realistas. Acá te dejamos algunos ejemplos:
- Ahorrar $50.000 para unas vacaciones en seis meses.
- Pagar todas tus deudas en un año.
- Ahorrar para el 10% del anticipo de una casa en tres años.
Cuanto más clara sea tu meta, más fácil va a ser alcanzarla.
Paso 2: Dividí las metas en corto, mediano y largo plazo
No todas las metas son iguales. Algunas podés lograrlas rápido, mientras que otras pueden llevar años. Para organizarte mejor, dividilas así:
- Corto plazo: Metas que podés lograr en menos de un año, como ahorrar para un celular o pagar una deuda chica.
- Mediano plazo: Metas que llevan entre uno y cinco años, como juntar para un auto o una boda.
- Largo plazo: Metas grandes que pueden llevar más de cinco años, como ahorrar para la jubilación o comprar una casa.
Al dividirlas, vas a poder enfocarte en lo que es más urgente sin olvidarte de lo importante a largo plazo.
Paso 3: Creá un plan de acción
Un sueño sin un plan es solo un deseo. Para convertir tus metas en realidad, necesitás un plan claro. Seguí estos pasos:
1.Calculá cuánto necesitás.
Si querés ahorrar para unas vacaciones, investigá cuánto cuesta todo: pasajes, alojamiento, comida, etc. Esto te da un número exacto para trabajar.
2.Dividí el monto en pasos pequeños.
Por ejemplo, si necesitás $50.000 en seis meses, eso significa que tenés que ahorrar unos $8.300 por mes. Este número es más fácil de manejar que pensar en los $50.000 de una sola vez.
3.Encontrá formas de recortar gastos.
Buscá en tus gastos diarios cosas que podés reducir. ¿Gastás mucho en delivery? Cocinar en casa puede ayudarte a ahorrar. ¿Te suscribiste a servicios que no usás? Cancelalos y guardá esa plata para tu meta.
4.Automatizá tus ahorros.
Si podés, configurá una transferencia automática a una cuenta de ahorro cada vez que cobrás. Así te asegurás de no gastar ese dinero.
Paso 4: Usá herramientas para ayudarte
Hoy en día, hay muchas aplicaciones y herramientas que podés usar para manejar tus metas financieras. Algunas apps te permiten crear categorías de ahorro, seguir tus gastos o hasta recibir recordatorios de tus objetivos. Si sos de los que se olvida fácilmente, estas herramientas pueden ser tu mejor aliado.
Paso 5: Medí tu progreso
No alcanza con hacer un plan, también tenés que revisar cómo te está yendo. Una vez al mes, fijate cuánto llevás ahorrado o pagado en tus metas. Si ves que estás avanzando, te vas a sentir motivado para seguir.
Si no estás cumpliendo con tu plan, no te castigues. Es normal que haya meses donde cueste más ahorrar. Lo importante es ajustar el plan y seguir adelante.
Paso 6: Premiate por los logros
Alcanzar metas financieras puede ser difícil, así que es importante celebrar los logros, incluso los más pequeños. Por ejemplo, si ahorraste la mitad de lo que necesitás para unas vacaciones, regalate algo chico como una salida al cine. Esto te va a dar energía para seguir trabajando hacia tu objetivo.
Consejos para mantenerte en el camino
1.Evitá las tentaciones. Si sabés que te gusta gastar en cosas que no necesitás, tratá de evitarlas. Por ejemplo, si gastás mucho en ropa, no pases tanto tiempo mirando ofertas online.
2.Rodeate de personas con metas similares. Hablar con amigos o familiares que también estén ahorrando o pagando deudas puede motivarte a seguir.
3.No te rindas. Algunas metas llevan tiempo y esfuerzo, pero la sensación de lograr algo importante vale la pena.
Conclusión
Alcanzar metas financieras no es cuestión de suerte, sino de organización y disciplina. Con un plan claro, herramientas adecuadas y un poco de paciencia, podés lograr cualquier objetivo que te propongas. Y recordá, cada paso que des te acerca un poco más a tus sueños.