Bancos, tarjetas de crédito y comercios no deberán informar los movimientos de los clientes al Estado
El Presidente Javier Milei lo dejó en claro: no importa de donde provenga el dinero de los ahorristas si el mismo sirve para poner de pie a la economía.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
Con las elecciones legislativas de octubre pisándole los talones, el Gobierno nacional se está moviendo fuerte para tentar a los argentinos a que saquen los dólares guardados en cajas de seguridad, colchones y otros escondites. En los cinco meses que quedan, la apuesta es clara: meterle ficha a la reactivación económica, que Milei y su equipo ven como clave para no perder terreno en las urnas.
Luis “Toto” Caputo, ministro de Economía y uno de los mimados del presidente, se llevó aplausos de todo tipo tras la victoria inesperada de La Libertad Avanza en las elecciones comunales. El triunfo fue leído como una señal potente, no sólo en lo local, sino también a nivel nacional. Por eso, ahora el oficialismo quiere acelerar decisiones que, según ellos, son fundamentales para oxigenar una economía que viene con el tanque casi vacío.
Una de las apuestas más ambiciosas del Gobierno es tentar a los ahorristas para que usen esos dólares que vienen guardando hace años. ¿La idea? Que los pongan a circular comprando cosas durables o haciendo gastos, en vez de seguir juntando verdes por las dudas. Milei promete que quien decida blanquear no va a tener que rendir cuentas sobre el origen de esa plata, ni temer futuras persecuciones de ARCA si cambia el viento político.
No es ningún secreto que los argentinos tienen más de 250.000 millones de dólares guardados fuera del sistema. Esa desconfianza viene desde los días oscuros del corralito, cuando los políticos y bancos manotearon los ahorros de un día para el otro. Por eso, para Milei, esos que no confiaron en el sistema y guardaron sus billetes son unos “héroes” que resistieron al saqueo de lo que él llama “la casta”, responsable —dice— del famoso “impuesto inflacionario”.
Los especialistas creen que no alcanza con discursos y promesas: si el Gobierno quiere que la gente largue los dólares, va a tener que poner algo más sobre la mesa. Se habla de beneficios fiscales y de eliminar ciertas obligaciones de reporte que hoy tienen los comercios, las tarjetas y otras empresas cuando alguien gasta “demasiado”. La movida no es simple, porque si se afloja demasiado la soga, el país puede quedar en la mira de organismos internacionales como el GAFI, que se encargan de vigilar el lavado de dinero.
Aunque el año pasado ya hubo un plan de blanqueo que ayudó a duplicar los depósitos en dólares en los bancos —pasaron los 30.000 millones—, tanto Milei como Caputo creen que todavía queda mucha más plata por tentar.
De esta manera Milei ya decidió terminar con los controles antilavado que realizan bancos y otras entidades como supermercados, mediante reportes de operaciones sospechosas (ROS).
"No metieron dólares abajo del colchón porque odian al país; lo hicieron porque del otro lado había un conjunto de hijos de puta, delincuentes, que les afanaron con el impuesto inflacionario" arremetió el Presidente.