Los bancos centrales implementaron el mayor recorte de tasas en más de una década
Durante 2022 y 2023, las instituciones financieras globales habían venido elevando agresivamente los costos de los préstamos para frenar la inflación elevada.
Por Gonzalo Andrés Castillo
Redactor especialista en finanzas y mercado de capitales
En 2025, los principales bancos centrales del mundo realizaron una de las mayores series de recortes de tasas de interés en décadas, marcando un giro importante en la política monetaria tras años de endurecimiento para combatir la inflación.
Según informes recientes basados en datos de Reuters, nueve de los bancos centrales que gestionan las diez divisas más negociadas recortaron sus tasas de referencia, generando un total de 32 recortes que suman alrededor de 850 puntos básicos de alivio monetario, la mayor cantidad desde la crisis financiera de 2008–2009.
Este cambio de postura es notable porque durante 2022 y 2023, las instituciones financieras globales habían venido elevando agresivamente los costos de los préstamos para frenar la inflación elevada, que se disparó tras el choque energético provocado por la guerra en Ucrania.
Sin embargo, con la inflación moderándose en muchas economías y el crecimiento desacelerándose, los bancos centrales optaron por relajar sus políticas para apoyar el gasto y la actividad económica.
Entre los esfuerzos más relevantes está el de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que redujo sus tasas varias veces durante el año para hacer frente a las señales de enfriamiento económico y los riesgos en el mercado laboral. Estas decisiones respondieron a la desaceleración económica y a la presión política interna por estimular el crecimiento, aunque el propio banco central ha mostrado ciertos debates internos sobre la magnitud y el ritmo de los recortes.
El Banco Central Europeo (BCE) y el Bank of England (BoE) también participaron en esta ola de recortes. El Banco de Inglaterra, por ejemplo, redujo su tasa clave en un estrecho voto para estimular una economía más débil y apoyar una caída de la inflación, que sigue por encima del objetivo del 2%.
Por su parte, el BCE hizo varias reducciones a lo largo del ciclo, aunque más recientemente ha mostrado señales de hacer una pausa e incluso podría estar acercándose al final de su ciclo de flexibilización monetaria debido a presiones inflacionarias persistentes en la zona euro.
Un aspecto clave del panorama global es que este impulso de recortes no ha sido uniforme. Mientras la mayoría de las grandes economías han bajado tasas, el Banco de Japón fue una excepción al elevar sus tasas a niveles no vistos en décadas, buscando controlar presiones internas de precios y salarios.
Además, en los mercados emergentes, varios bancos centrales llevaron a cabo recortes aún más profundos y frecuentes, superando incluso los totales de 2024, reflejando necesidades de estimular economías que enfrentan condiciones más frágiles.
Aunque este ciclo de flexibilización ha sido amplio, analistas advierten que 2026 podría traer cambios, con posibilidades de que algunos bancos centrales reconsideren la política monetaria ante nuevas condiciones económicas y presiones inflacionarias.
