¿Pueden las PASO 2021 marcar el final del Bear Market argentino? | Dolarhoy.com

¿Pueden las PASO 2021 marcar el final del Bear Market argentino?

La especulación de los inversores pasa por saber si los próximos comicios tendrán un impacto similar en el mercado, a lo que cabría aclarar algunos puntos.

Por Maximiliano Suárez

Asesor Financiero de Bull Market Securities

 

Desde los mínimos observados a mediados de abril, el Merval lleva un alza del 63% en pesos o 44% en dólares, nada despreciable en los tiempos que corren. Sin embargo, tal como indica el proverbio bursátil, rendimientos pasados no aseguran performance futura, por lo cual es importante entender qué fue lo que estuvo pasando durante los últimos meses y qué es lo que podría pasar de aquí en adelante.

 

Tal como anticipábamos en nuestra nota de comienzos de mayo, las “buenas noticias” empezaban a acumularse en el horizonte, en tanto el escenario catastrófico que se había planteado en octubre 2020 se iba lentamente desvaneciendo. Asimismo, advertíamos también que el evento de importancia a observar eran las elecciones de medio término. Hoy, con las elecciones en puerta, y el Merval un 27% arriba en moneda dura, es tiempo de replantearse la estrategia.

 

En su momento decíamos que Argentina estaba barata en términos históricos y relativos, y pese a la buena performance reciente, ello no ha cambiado. Con varios papeles que de máximos a mínimos tuvieron caídas del orden del 85% al 90%, hay todavía un buen camino para recorrer, siempre y cuando se recreen las condiciones que hicieron posible semejante suba en el período 2013-2015.

 

Si analizamos lo que ocurrió en ese momento, todo empezó justamente con las PASO, cuando Sergio Massa empezó a consolidar lo que sería una contundente victoria en la Provincia de Buenos Aires, hasta ese momento bastión político y electoral de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Lo cierto es que de allí en más comenzó el largo pero certero derrotero del oficialismo, que culminó con la durísima derrota en las presidenciales de 2015, sorprendentemente no a manos de Sergio Massa, cómo se esperaba en 2013, sino de Mauricio Macri, líder de una fuerza que en aquel entonces prácticamente no existía fuera de los límites de la Capital Federal. La especulación de los inversores pasa por saber si los próximos comicios tendrán un impacto similar en el mercado, a lo que cabría aclarar algunos puntos.

 

En primer lugar, gran parte de la especulación preelectoral ya se dio en los últimos meses, pese a que cada día se suman nuevos conversos al barco argentino. Como se suele afirmar, el mercado es enemigo de los consensos, así que el renovado optimismo debiera ser, cuanto menos, mirado con desconfianza por el inversor precavido. Más luego de la aplastante derrota que sufrió el Frente de Todos en Corrientes hace apenas unos días. Para muchos, la contienda provincial fue una suerte de antesala de lo que podría ocurrir el próximo domingo a nivel nacional.

 

Adicionalmente, es oportuno recordar que el bienio 2014-2015 no fue precisamente un tranquilo paseo campestre, sino más bien un camino espinado y lleno de contratiempos, tanto para la economía real como para la financiera. A poco de la victoria del massismo, hubo recambios en el equipo oficialista, tanto en Economía como en el BCRA. Con Kicillof en el comando, CFK apostó a una polarización total, y en vez de buscar el camino de la concordia y el consenso, se aceleró a fondo en una estrategia de radicalización. Pasamos de la sintonía fina que cosechó el histórico 54% de 2011 al “vamos por todo” con el cual debieron dejar la presidencia en 2015, casi al borde del colapso total. ¿Será nuevamente esta la estrategia elegida si el oficialismo enfrenta la tan mentada derrota electoral?

 

Por otra parte, pese a todas las complicaciones sufridas, con el peronismo divido, y una alianza inédita en la oposición, Mauricio Macri logró coronarse presidente en el ballotage y por un escueto margen, después de haber salido segundo en las elecciones generales. Apenas poco más de 2 puntos porcentuales le dieron su premio a quienes habían apostado por un cambio de rumbo desde temprano. Bien podría haber sido otra la historia. Y por supuesto que un triunfo tan ajustado tuvo sus consecuencias: se pagó con gobernabilidad, algo que parecería un detalle menor hasta 2018, pero que inevitablemente selló los destinos de la Patria. Y aquí estamos nuevamente en este loop eterno que llamamos Argentina.

 

En cuanto a la economía real, luego de finalizado el proceso electoral, y gane quien gane, quedarán todavía por delante dos años muy duros. El gobierno no ha logrado en todo este tiempo solucionar ninguno de los problemas que en campaña había prometido arreglar, y de allí que muchos deducen un resultado magro en las urnas.

 

La economía sigue crujiendo como un barco viejo en medio de un temporal, los dólares en sus diversas versiones continúan atados con alambre y regulaciones, la inflación no cede, pese a acuerdos de precios, controles, cepo a las exportaciones y dólar oficial pisado, el poder adquisitivo va recuperándose más lento de lo que el bolsillo de los argentinos requiere, y en muchos casos lo hace a través de medidas que son inconsistentes con un equilibrio de largo plazo.

El déficit, que es una de las variables que el gobierno venía mejorando en este 2021, probablemente sufra el impacto de la campaña y termine con un segundo semestre más laxo que lo visto en la primera parte del año. Algo que no es menor, con la Argentina aún aislada de los mercados internacionales de crédito, ya que el déficit es deuda o emisión. Respecto a esto último, la bola de LELIQ no para de crecer, pese a que ya no salga en la portada de los diarios ni tenga a presentadores de noticias con imágenes apocalípticas gritando como desaforados. 

 

Por su parte, en el mercado de pesos de a poco se empieza a hacer notar la incomodidad que produce a las entidades financieras el exceso de exposición al sector público. El apetito que había por la deuda en pesos, “deuda buena” como la denomina el oficialismo, ha ido mermando, lo contrario de lo que sucede con el dólar, que ha empezado septiembre con el pie derecho. Después de comprar reservas a troche y moche durante ocho meses consecutivos, el BCRA cerró agosto con un saldo neutro en sus intervenciones cambiarias y ya llevaba vendidos más de US$ 220 millones solo en la primera semana de este mes. Todo esto, con el agro aún liquidando y con precios internacionales extremadamente favorables.

 

Salvo que el oficialismo de un giro de 180°, lo que viene después de las elecciones es, efectivamente una reedición de los dos últimos años de Cristina, pero desconocemos si el resultado final será el mismo que en 2015. Mi anhelo es que, de ocurrir ello, los argentinos castigarán con el voto y tendremos finalmente cambio de ciclo en 2023. Sin embargo, el camino a recorrer es largo y no exento de complicaciones, además de que no hay ningún tipo de garantías que todo ocurra como muchos analistas, entre ellos quien escribe, piensan que será.

 

Lo que pase el domingo, desde ya no es despreciable, como dijimos, el último rally de argentina empezó con las PASO 2013, se afianzó con las presidenciales 2015, alcanzó su cénit en las legislativas 2017 y colapsó en la fatídica jornada del 12 de agosto de 2019, dónde luego del contundente triunfo de Alberto Fernández, la bolsa argentina sufría la peor caída de toda su historia. Claramente las elecciones importan, y mucho, pero quién quiera subirse a “la Mervaleta” hoy por pura especulación electoral, llega tarde.

 

Sólo aquellos con una alta tolerancia al riesgo y con paciencia suficiente para cultivar inversiones en el largo plazo, deberían considerar tener Argentina en su portafolio. Las valuaciones son tentadoras, pero como solía decir Keynes, el mercado (y el gobierno) puede mantenerse irracional más tiempo del que un especulador puede mantenerse solvente. A cuidar la comitente.

 

*Disclaimer legal: Tenga en cuenta que existen riesgos asociados con la inversión en valores, incluida la posible pérdida de capital, de conformidad con la Norma FINRA 2210 (d)(1)(A). Este artículo no debe considerarse una solicitud o recomendación de compra. El material ha sido preparado únicamente con fines informativos.