¿Plazo fijo en dólares? Ventajas, riesgos y alternativas
El plazo fijo puede resultar cómodo y conocido, pero cuando se compara con opciones más eficientes desde lo financiero, conviene ampliar el abanico de alternativas y considerar instrumentos que combinen rendimiento, duración adecuada y mayor respaldo económico.
Por Sebastián Mel
Asesor financiero en "Economía en Digerido"
En las últimas semanas, los plazos fijos en dólares volvieron al centro de la escena en la Argentina. Con la eliminación del cepo cambiario y un renovado esfuerzo por parte del sistema financiero para captar los dólares “del colchón”, distintos bancos comenzaron a ofrecer tasas más atractivas. Algunas entidades, como Supervielle, Banco Macro o Nación, ofrecen rendimientos que llegan hasta el 5,5% anual para depósitos a 12 meses, una cifra que supera ampliamente la inflación actual en Estados Unidos y los rendimientos de los bonos del Tesoro.
Esta estrategia apunta a tentar al ahorrista conservador, que prefiere mantener sus dólares en una cuenta o debajo del colchón antes que arriesgarlos en instrumentos más volátiles. En este contexto, el plazo fijo en dólares se presenta como una alternativa de bajo riesgo y con rendimientos en ascenso. Sin embargo, es importante remarcar que, en definitiva, prestarle dinero a un banco implica confiar en su solidez y, sobre todo, en la capacidad de repago de sus clientes. Detrás de cada dólar colocado hay un tomador de crédito en esa moneda, y el verdadero riesgo está en que ese deudor pueda cumplir con sus compromisos.
A la hora de encarar una inversión, el retorno es una variable fundamental para un análisis exhaustivo previo a una decisión. Sin embargo, el retorno no es todo, sino que existe dentro del paradigma del riesgo. Por eso un préstamo personal (sin garantía) es más caro que un préstamo prendario (ante un evento de impago, se embarga el bien). Entonces deberemos evaluar si dejar nuestros dólares en el sistema bancario argentino justifica el riesgo que asumimos. Y esto no significa nada más que eso; comparar riesgos y hacer algo de historia.
Este punto es clave para quienes buscan seguridad real. En lugar de prestarle a un banco a tasas del 5%, existen otras alternativas que combinan buenos rendimientos con una mejor relación riesgo-retorno. Las obligaciones negociables corporativas en dólares ofrecen un ejemplo claro de esto. Emitidas por empresas con negocios sólidos y perfil exportador, permiten acceder a tasas internas de retorno (TIR) superiores al 6% anual en dólares, con vencimientos de entre dos y tres años. Y en ambos casos, el plazo fijo bancario y la inversión en bonos corporativos, cumplen la función de monetizar la economía y vaciar el colchón. No hay grieta en el destino elegido para nuestros billetes.
Si bien ningún activo está exento de riesgo, las ON de empresas bien posicionadas ofrecen una oportunidad interesante para quienes buscan preservar el valor de sus dólares y obtener una renta superior. El plazo fijo puede resultar cómodo y conocido, pero cuando se compara con opciones más eficientes desde lo financiero, conviene ampliar el abanico de alternativas y considerar instrumentos que combinen rendimiento, duración adecuada y mayor respaldo económico. Consultá a tu asesor.