Arugamama: la práctica oriental en auge a nivel mundial para ser más feliz

El arugamama, concepto japonés que promueve la aceptación de la realidad, nos invita a enfrentar desafíos con serenidad. 

Por redacción

Jueves 13 de marzo del 2025 a las 4:21 pm

 

Enfrentarse a los desafíos es un aspecto constante de la vida, y muchas veces nos impulsan a superarnos y adaptarnos para lograr el éxito y la resiliencia. Sin embargo, la filosofía japonesa ofrece un enfoque diferente a este proceso: el arugamama.

 

Esta noción promueve la plena aceptación de la realidad en su forma más pura, sugiriendo que la paz y la felicidad se encuentran al dejar de luchar contra lo incontrolable.

El arugamama se basa en aceptar las circunstancias tal como son, reconociendo que el sufrimiento proviene de nuestra resistencia interna a esas realidades.

 

Esther Cantos, psicóloga española, enfatiza que este concepto no debe ser confundido con resignación; más bien, se trata de una aceptación activa. Es cuestionarse: “¿qué puedo hacer con esto?” ante las situaciones adversas, entendiendo nuestras emociones sin reprimirlas y actuando desde una base clara, no desde la frustración o el temor.

 

Por ejemplo, ante una enfermedad, la resignación podría llevar a un "no hay nada que hacer", mientras que el arugamama implica un enfoque más proactivo: "Estoy enfermo, y aunque eso es una realidad, ¿Cómo puedo cuidarme mejor en esta circunstancia?". Este principio tiene sus orígenes en el budismo zen y el sintoísmo, donde se valora la armonía con la naturaleza y la aceptación de la impermanencia.

 

El arugamama ha influido en diversas tradiciones en Japón, como el wabi-sabi en el arte, que celebra la belleza de lo imperfecto, o la terapia morita, que enseña a aceptar y manejar las emociones. Además, se ha integrado en la psicología occidental a través de enfoques terapéuticos como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y el mindfulness, que promueven la aceptación de pensamientos y emociones sin juicio.

 

Para aplicar el arugamama en la vida cotidiana, se puede comenzar por aceptar las emociones sin juzgarlas.

 

Cuando surjan el miedo o la tristeza, es esencial permitirnos sentir y observar esas emociones con curiosidad. También es importante soltar el control, ya que muchas circunstancias son inciertas, y concentrarse en lo que está dentro de nuestro alcance. Practicar la aceptación activa ante un problema y vivir en el presente, disfrutando de la realidad sin distracciones externas, son pasos clave para incorporar este valioso concepto en nuestro día a día.

 

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