Qué sectores ganan potencial tras la compra de Intel por parte de Estados Unidos
El movimiento, financiado con fondos previamente comprometidos por la Ley CHIPS y Ciencia de 2022, marca un giro hacia un intervencionismo más agresivo en sectores estratégicos.
Por Gonzalo Andrés Castillo
Redactor especialista en finanzas y mercado de capitales
La administración de Donald Trump abrió un nuevo capítulo en su política económica al confirmar que el Gobierno tomará una participación del 10% en Intel, una medida que el presidente describió como la primera de "muchos casos más".
El movimiento, financiado con fondos previamente comprometidos por la Ley CHIPS y Ciencia de 2022, marca un giro hacia un intervencionismo más agresivo en sectores estratégicos.
En los días posteriores, altos funcionarios como el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, deslizaron posibles próximos pasos en áreas sensibles: construcción naval, contratistas de defensa y la eventual reestructuración de Fannie Mae y Freddie Mac.
A esta lista se sumó una propuesta externa de Darrell West, de Brookings Institution, quien advirtió que los centros de datos de inteligencia artificial podrían convertirse en otro objetivo, dada su alta demanda energética y la dependencia de permisos estatales.
La estrategia genera controversia incluso dentro del propio campo republicano. Algunos conservadores cercanos a Trump acusan a estas medidas de "socialismo", al considerar que implican una intromisión directa en las decisiones corporativas.
Sin embargo, analistas como Todd Tucker, del Instituto Roosevelt, señalan que la intervención pública en sectores críticos ya es una realidad, y que la cuestión es más de grado que de principio.
El caso de Intel ilustra el enfoque: una empresa debilitada, vital para la seguridad nacional, que dependía del respaldo estatal. No ocurre lo mismo con otras compañías de semiconductores como Nvidia, cuya solidez financiera hace improbable un acuerdo similar. "No creo que Nvidia necesite apoyo", señaló Bessent.
En contraste, defensa y construcción naval aparecen como sectores prioritarios. Lutnick llegó a afirmar que Lockheed Martin es "básicamente un brazo del Gobierno", lo que facilitaría una participación accionaria. En paralelo, la atención sobre la industria naval se refleja incluso en gestos simbólicos como gorras con la frase "Make America Shipbuilding Great Again" vistas en Corea del Sur.
El trasfondo es que Trump busca ampliar la influencia del Estado en industrias clave para negociar desde una posición de fuerza, aunque esto incomode a parte del empresariado. En paralelo, la administración tantea esquemas similares, como una "acción de oro" con poder de veto en operaciones estratégicas, ejemplificada en la compra de US Steel por Nippon Steel.