Petróleo: Desde la AIE prevén exceso histórico de oferta para 2026

Según la Agencia Internacional de Energía, la producción va a superar ampliamente a la demanda en los próximos años. El mercado podría vivir un “tsunami” de barriles, con precios a la baja y tensión para los países productores.

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 1 hora

La Agencia Internacional de Energía (AIE) prendió la alarma: el mercado petrolero mundial está camino a un superávit récord en 2026. La receta es simple: la demanda global crece cada vez menos y la oferta se dispara, sobre todo por la reactivación de la producción de la OPEP+ y el empuje de países como Estados Unidos, Canadá, Guyana y Brasil.

 

Los números son contundentes. Para el año que viene, se espera que se acumulen casi 3 millones de barriles diarios en inventarios, más que en el peor momento de la pandemia. El consumo crece a un ritmo tibio —menos de la mitad que en 2023— mientras los tanques se llenan y los precios ya cayeron alrededor de 12% este año, con el barril rondando los US$66 en Londres.

 

La OPEP+ no se queda quieta: Arabia Saudita viene liberando producción que tenía frenada y planea completar en septiembre la reactivación de 2,2 millones de barriles diarios. Pero la incógnita es si después seguirán empujando para ganar mercado o si, por el contrario, tendrán que volver a poner un freno para evitar que el precio se derrumbe más.

Por ahora, el único sostén para el mercado viene del consumo estacional en verano, pero con inventarios en su nivel más alto en casi cuatro años, la presión es fuerte. Y si bien sanciones a Rusia o Irán podrían cambiar el escenario, la tendencia es clara: sobra petróleo.

 

Mientras la AIE advierte sobre el riesgo de un exceso histórico, las grandes petroleras y el cartel de la OPEP+ parecen jugar una partida propia: abrir y cerrar la canilla según les convenga, sin mirar demasiado el impacto en la estabilidad global. La liberación acelerada de producción no responde a una demanda real, sino a una pulseada por cuota de mercado en la que cada barril extra es una ficha para desplazar a un competidor.

 

Este empuje de oferta, adelantado a la capacidad de consumo, no solo presiona a la baja los precios sino que alimenta la volatilidad financiera. Las productoras, respaldadas por reservas récord, pueden soportar precios más bajos por un tiempo, apostando a que los más chicos caigan y luego recuperar terreno. Una estrategia que ya vimos en otros ciclos, y que siempre deja a economías más débiles fuera del tablero.

 

El panorama deja ganadores y perdedores. Los consumidores y economías importadoras celebran precios más bajos, pero para los países productores —sobre todo los que dependen casi exclusivamente del crudo— el exceso puede convertirse en una pesadilla fiscal. 

 

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?