El mercado castiga los consensos

Desde shocks electorales hasta profecías económicas fallidas, la historia reciente es un cementerio de apuestas que parecían seguras.

Por Sebastián Mel

Asesor financiero en "Economía en Digerido"

En una jornada catastrófica, con el feriado del Día del Trabajador silenciando a Wall Street, el mercado argentino se desplomó. Acciones líderes se destruyeron hasta un 8% en dólares, los bonos soberanos cayeron un 2% en promedio y el capital huyó en una estampida hacia el dólar, que escaló hasta los $1380.

 

La escena parece familiar, pero la crisis actual se enmarca en una lección que los inversores en Argentina aprenden una y otra vez de la forma más dura: el mercado siempre castiga los consensos. Desde shocks electorales hasta profecías económicas fallidas, la historia reciente es un cementerio de apuestas que parecían seguras.

 

Una larga historia de consensos rotos

Para entender el pánico de hoy, es crucial mirar hacia atrás. El fantasma del "consenso Macri" de 2019 sigue presente: en aquel entonces, el mercado, alimentado por encuestas erróneas, daba por descontada la victoria del oficialismo en las PASO. El resultado adverso provocó una de las caídas diarias más violentas de la historia financiera global, pulverizando carteras en cuestión de horas.

 

Más recientemente, la gestión del presidente Javier Milei se ha convertido en una máquina de desarmar apuestas consensuadas. La convicción del gobierno, repetida a diario por el vocero presidencial Manuel Adorni, ha desafiado sistemáticamente las expectativas del mercado:

 

  • La hiperinflación que no fue: a fines de 2023, el consenso absoluto era que el país se dirigía a una espiral hiperinflacionaria. Sin embargo, un férreo y veloz ajuste fiscal logró anclar las expectativas y evitar la catástrofe anunciada.
  • La salida del cepo "imposible": el mercado apostaba a que levantar las restricciones cambiarias sería una tarea titánica e inviable en el corto plazo. Contra ese pronóstico, la ingeniería financiera del Banco Central comenzó a desmantelar el cepo mucho antes de lo esperado.
  • La devaluación que no llegó: durante meses, el consenso apostó masivamente a que el gobierno se vería forzado a acelerar el ritmo de devaluación del 2% mensual. Esa expectativa chocó, y sigue chocando, contra la voluntad del equipo económico de sostener el ancla cambiaria.

En cada uno de estos episodios, quienes apostaron con el consenso perdieron. Quienes desconfiaron, ganaron.

 

El cóctel político que incendió los precios

Con esa historia como telón de fondo, el derrumbe actual se explica por un cóctel de factores que han erosionado la confianza en el corto plazo. El escándalo de los audios filtrados, sumado a los embates del Congreso para debilitar el plan fiscal, encendieron las alarmas. La situación escaló cuando el oficialismo solicitó a la justicia intervenir a periodistas, reavivando la grieta y generando un profundo rechazo.

 

Al mercado no le importan los matices de esta disputa. Su veredicto es claro: ante la duda, prefiere esperar en dólares.

 

¿Pánico o mano negra?

Aquí es donde el escenario se vuelve confuso. El consenso que hoy parece mover los precios es que el gobierno se encamina a una derrota electoral. Sin embargo, las últimas encuestas en distritos clave como la Provincia de Buenos Aires dan como ganadora a la oposición de LLA. El mercado, en teoría, debería anticipar esto, pero está operando en dirección contraria.

 

Esta contradicción, sumada a la historia reciente de consensos fallidos, alimenta la sospecha. ¿Es un pánico genuino o, como algunos analistas deslizan, una "mano negra" orquestada para adquirir activos estratégicos a precios de saldo?

 

Oportunidades en las crisis

En medio del pánico, emerge la filosofía del inversor contrarian. La máxima de "ser codicioso cuando otros sienten miedo" resuena con fuerza. Hoy, con precios de remate, los activos argentinos lucen atractivos para quienes tienen horizontes de inversión a largo plazo. "Si te gustaban los bonos soberanos AL30 en 60, en 50 te tienen que encantar", es el razonamiento que se repite en las mesas de operaciones.

 

El riesgo es no cometer el error de la manada: comprar en la euforia y vender en el pánico. Hoy hay sangre en las calles. La oportunidad es para quien se atreve a comprar, "incluso si la sangre es la propia".

 

La angustia de invertir y la gestión del riesgo

Más allá de las oportunidades, la volatilidad genera una angustia social desesperante: ¿saco un crédito UVA o alquilo? ¿Contrato personal o me preparo para cerrar? ¿Emprendo un negocio o espero el próximo estallido?

 

Por eso, la recomendación final es la prudencia. La gestión de riesgo es más importante que nunca. No se trata de apostar el 100% de la cartera a un resultado. "No es lo mismo hacerse el loco con el 5% de la cartera que con el 80%". Cuidar el capital es la única estrategia que nunca pierde vigencia.

 

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