El magnate francés Bernard Arnault volvió a criticar el impuesto al patrimonio
El multimillonario, cuya fortuna alcanzó los USD 157.100 millones, hizo estas declaraciones al Sunday Times en reacción al llamado "impuesto Zucman" diseñado por el economista Gabriel Zucman.
Por Gonzalo Andrés Castillo
Redactor especialista en finanzas y mercado de capitales
El director ejecutivo de LVMH, Bernard Arnault, calificó de "ofensiva letal" para la economía francesa la propuesta de crear un impuesto del 2% a los habitantes más ricos del país, es decir, aquellos con patrimonios superiores a EUR 100 millones.
El multimillonario, cuya fortuna alcanzó los USD 157.100 millones, hizo estas declaraciones al Sunday Times en reacción al llamado "impuesto Zucman" diseñado por el economista Gabriel Zucman, que buscaba aplicarse a unos 1.800 hogares y generar ingresos anuales cercanos a EUR 20.000 millones.
Zucman, profesor en la Escuela de Economía de París y en la Universidad de Berkeley, publicó un estudio que defendía un impuesto mínimo global a los superricos. El debate resurgió tras la llegada del nuevo primer ministro Sébastien Lecornu, encargado de reducir un déficit del 5,8% del producto bruto interno y una deuda que se proyectaba en 113% para finales de 2024.
Arnault criticó con dureza la propuesta, a la que calificó de "intento de destruir la economía francesa", y señaló a Zucman como "activista de extrema izquierda". Sin embargo, a diferencia de 2012, cuando amagó con solicitar la ciudadanía belga en medio de otra disputa fiscal, no mencionó planes de abandonar Francia.
Las declaraciones del magnate desataron un fuerte cruce político. Zucman respondió en X que “los multimillonarios pagan poco o ningún impuesto sobre la renta, y el 86% de los franceses tienen razón en querer acabar con este privilegio”. Otro economista, Thomas Piketty, tachó las palabras de Arnault de “absurdas” y recordó que las 500 personas más ricas del país multiplicaron su riqueza por cinco entre 2010 y 2025.
Desde la izquierda, dirigentes del Partido Socialista, el Partido Verde y el Partido Comunista defendieron el impuesto como una herramienta de “justicia fiscal”. Fabien Roussel acusó a Arnault de “hacer todo lo posible por pagar los mínimos impuestos” y afirmó que los más ricos debían contribuir a reducir el déficit.