El Premio Nobel de Economía Paul Krugman advierte que China se dirige a una "crisis muy desagradable"
Según su análisis, China adoptó una postura ideológica ambivalente en los últimos años. Aunque se autodenomina una sociedad comunista, en realidad divergió significativamente de los principios comunistas tradicionales.
Por Gonzalo Andrés Castillo
En un artículo de opinión publicado en The New York Times, el destacado economista y ganador de un Premio Nobel de Economía Paul Krugman emitió una seria advertencia sobre la economía china.
Específicamente, el especialista sostuvo que, si China quiere cambiar su rumbo económico, debe regresar a sus raíces comunistas y adoptar políticas más orientadas hacia el bienestar social.
Según su análisis, China adoptó una postura ideológica ambivalente en los últimos años. Aunque se autodenomina una sociedad comunista, en realidad divergió significativamente de los principios comunistas tradicionales.
"China es un lugar extraño desde el punto de vista ideológico. En realidad, no es una sociedad comunista desde ningún punto de vista normal", aseveró Krugman, quien añadió: "Por un lado, no le gusta darle dinero a la gente. Tampoco le gusta que la gente sea financieramente independiente, porque todavía quieren que el Gobierno tenga el control".
A pesar de las crecientes llamadas de inversores y analistas para implementar políticas de estímulo más significativas, el liderazgo chino optó por medidas más pequeñas y, en su mayoría, ineficaces, como recortes de tasas de interés y flexibilización de las restricciones a la compra de propiedades.
En este contexto, Krugman alertó que, "a menos que el Gobierno chino esté dispuesto a afrontar la necesidad de hacer algo muy diferente, China se dirige a una crisis muy desagradable".
Una parte de la reticencia del Gobierno chino hacia los estímulos también se atribuye a la ideología del presidente Xi Jinping, que, a pesar de liderar el Partido Comunista de China, demostró ser más conservador en sus políticas económicas y condenó las de bienestar social.
Teniendo en cuenta esta situación, el experimentado académico indicó que, para revitalizar su economía, China debe permitir cierta independencia financiera a su población y adoptar políticas más alineadas con los principios comunistas. De lo contrario, la crisis económica podría desencadenar una crisis política a medida que los ciudadanos chinos desempleados comiencen a cuestionar el liderazgo del país.
