¿Defensa de la democracia u oportunismo político?
O la historia de cuando Maduro hizo “madurar” a la izquierda latinoamericana.
Como resultante de la crisis institucional desatada en Venezuela luego de las elecciones presidenciales, quienes otrora fueran aliados del Socialismo Bolivariano, se están alejando más y más de Maduro, marcando una distancia insoslayable. Hoy por hoy, podemos afirmar que Venezuela es un problema para cualquiera que se declare de Izquierda.
Cristina Kirchner se expresó al respecto durante una conferencia sobre política electoral en América Latina realizada en la ciudad de México. "Comparto totalmente el comunicado que el 1 de agosto firmaron Lula da Silva, Andrés López Obrador y Gustavo Petro. La responsabilidad en materia de relaciones internacionales es vital, más allá de las simpatías o antipatías”, afirmó la exmandataria, y solicitó que se publicaran las actas, creando así un cortocircuito en su relación con Maduro, el cual como era de esperar, tuvo repercusiones en ambos países.
No podemos dejar de recordar que tanto Cristina como su esposo y predecesor Néstor Kirchner, fueron fieles aliados de Hugo Chavez. La llegada de Kirchner a la presidencia en 2003 coincidió con la subida de Chávez al poder en Venezuela y de Lula en Brasil, lo que marcó el inicio de una era “dorada” para la izquierda latinoamericana.
La situación de Venezuela viene siendo preocupante desde hace años. La escasez de productos de primera necesidad, la deficiencia del transporte público, la falta de medicinas, la falta de luz y de agua potable, la imposibilidad de generar ahorros, fueron algunos de los motivos que llevaron a un éxodo masivo de gran parte de la población, hecho por el cual hoy por hoy millones de venezolanos se encuentran viviendo en diferentes partes del mundo. A todo eso se suma ahora, la delicada crisis institucional que está atravesando ese país.
La pregunta que cabe hacerse es, ¿Todo socialismo lleva necesariamente a una situación como la que hoy vive el país gobernado por Nicolás Maduro?
La reacción de la izquierda parece dar la respuesta de que no. Que existen límites que no pretende cruzar, aunque todavía existe la incertidumbre por saber si en realidad piensan así, o si solo se trata de un oportunismo político, para no quedar “pegados” ante una situación que, a los ojos de la crítica internacional, es inaceptable.