¿Es buena idea pedir un préstamo personal para invertir?

En un mundo donde las oportunidades de financiamiento parecen estar al alcance de todos, los préstamos personales brillan como una opción tentadora. Pero, ¿conviene tomar uno para invertir?

Por Bruno G. Cangemi

Finanzas, impuestos e inversiones

 

En un mundo donde las oportunidades de financiamiento parecen estar al alcance de todos, los préstamos personales brillan como una opción tentadora. Dinero rápido, sin complicaciones y con montos que alcanzan millones de pesos. Pero, ¿realmente conviene tomar uno para invertir? La respuesta puede sorprenderte.

 


Imaginá que decidís dar este salto para multiplicar tu dinero. La promesa de grandes ganancias es seductora, pero los riesgos y costos ocultos pueden transformar esta apuesta en un dolor de cabeza financiero. Acá te contamos por qué deberías pensarlo dos veces.

 

¿Qué tasas maneja hoy el mercado?


Las tasas de interés asociadas a los préstamos personales son, en su mayoría, prohibitivas. Por ejemplo, un crédito del Banco BBVA con una Tasa Nominal Anual (TNA) del 76% y un Costo Financiero Total (CFT) del 139,71% implica que, en términos efectivos, la deuda crece de manera considerable mes a mes. Si un inversor decide solicitar $1.000.000 a pagar en cinco años bajo estas condiciones, terminará devolviendo más del doble del capital solicitado. Esto plantea un desafío adicional para lograr una rentabilidad superior a los costos del préstamo.

 

Comparación con instrumentos de inversión


Supongamos que el inversor planea destinar el monto del préstamo a la compra de LECAPs, cuyo rendimiento actual es inferior al 3% mensual. Aunque estas letras ofrecen una alternativa relativamente segura, el rendimiento anualizado compuesto sería de aproximadamente el 42,6%, calculado como (1+0,03)^12 − 1.

 

Sin embargo, esto tampoco alcanza a cubrir el CFT del préstamo. En este caso, el inversor terminaría en pérdidas netas.

 

Por otro lado, si se considera la inversión en renta variable, como acciones o fondos comunes de inversión, la situación es igualmente desafiante. Para que esta inversión sea rentable, el rendimiento anual debería superar al menos el 139,71% del CFT para generar una ganancia neta significativa. Esto equivale a un rendimiento promedio superior al 11% mensual, un objetivo poco realista en la mayoría de los escenarios.

 

Una excepción tentadora: escenarios de devaluación


Sin embargo, existe un escenario específico donde un préstamo personal podría ser conveniente: en un contexto de devaluación de la moneda. Al ser una deuda en pesos con tasa fija, el impacto de la inflación y la depreciación del peso podría reducir el peso real de las cuotas.

 

En este caso, invertir en renta variable de activos en dólares, como los CEDEARs, podría resultar atractivo. Esta estrategia generaría una doble ganancia: por el rendimiento del activo en dólares y por la variación del tipo de cambio.

 


Eso sí, es fundamental tener capital disponible para cubrir las primeras cuotas del préstamo, ya que las inversiones en renta variable son de largo plazo y no suelen producir ganancias inmediatas. Además, no se esperan fluctuaciones drásticas del tipo de cambio en el corto plazo, por lo que esta estrategia requiere paciencia y una planificación financiera adecuada.

 

Riesgo y volatilidad


Las inversiones en renta variable están sujetas a una alta volatilidad. Esto significa que no solo existe la posibilidad de no alcanzar el rendimiento esperado, sino también de perder parte o la totalidad del capital invertido. Al estar atado a un préstamo con intereses fijos, el inversor corre el riesgo de enfrentar una carga financiera insostenible si las condiciones no son favorables.

 

Y entonces… ¿conviene?


Adquirir un préstamo personal para invertir es una estrategia financieramente riesgosa y, en la mayoría de los casos, inviable. Los altos costos de financiamiento y la dificultad para alcanzar rendimientos que los superen convierten esta opción en una jugada que podría terminar en pérdidas significativas.

 

Sin embargo, en un contexto de devaluación, podría ser una opción viable para quienes cuenten con el capital necesario para afrontar las primeras cuotas y tengan una visión de largo plazo. Antes de tomar una decisión de este tipo, es crucial analizar alternativas menos riesgosas y considerar un enfoque más conservador para la gestión del capital.

 


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