OpenAI fue valorada en USD 300.000 millones tras cerrar una gran ronda de inversión
OpenAI ahora es la tercera compañía privada más grande del mundo, ubicándose sólo por detrás de ByteDance y SpaceX.
Por Gonzalo Andrés Castillo
Redactor especialista en finanzas y mercado de capitales
OpenAI, la compañía tecnológica detrás de ChatGPT, cerró una ronda de inversión de USD 40.000 millones que la valuó en USD 300.000 millones.
De acuerdo a OpenAI, la inversión, liderada por SoftBank Group, permitirá "ampliar aún más las fronteras de la investigación en IA, escalar infraestructura computacional y ofrecer herramientas cada vez más potentes para los 500 millones de personas que usan ChatGPT cada semana".
SoftBank, que planea dejarles unos USD 10.000 millones de inversión a coinversores, solo invertirá otros USD 10.000 millones extra si OpenAI no logra reestructurarse adecuadamente para poder obtener beneficios.
Las grandes ligas
En cualquier caso, lo importante es la valuación de USD 300.000 millones alcanzada. De esta forma, OpenAI ahora es la tercera compañía privada más grande del mundo, ubicándose sólo por detrás de ByteDance (USD 400.000 millones), matriz de TikTok, y SpaceX (USD 350.000 millones), la corporación espacial de Elon Musk.
De esta manera, la empresa de inteligencia artificial de Sam Altman ya es más valiosa que gigantes como Chevron (USD 293.000 millones), Hermès (USD 276.000 millones), Samsung (USD 263.000 millones), Salesforce (USD 256.000 millones), Philip Morris (USD 245.000 millones), Abbott (USD 228.000 millones), Toyota (USD 227.000 millones), IBM (USD 226.000 millones), McDonald's (USD 222.000 millones) y un largo etcétera.
Cambio de modelo
La noticia sobre la histórica financiación llegó el mismo día en que OpenAI reveló que está desarrollando un modelo de IA generativa de código abierto, en respuesta a la feroz competencia de su rival chino DeepSeek y de Meta, la empresa matriz de Facebook.
Este movimiento representa un cambio estratégico para la compañía, que hasta fue una firme defensora de los modelos cerrados, que no permiten a los desarrolladores modificar la tecnología subyacente para adaptarla mejor a sus necesidades.
La firma con sede en San Francisco también dio otro golpe comercial la semana pasada al lanzar nuevas capacidades de generación de imágenes en su chatbot ChatGPT.