Milei no le aprobará el endeudamiento de la provincia de Buenos Aires a Kicillof
El Presidente solo avalará refinanciaciones y deja a la provincia sin margen para conseguir plata fresca, en medio de un cruce cada vez más tenso con Axel Kicillof.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
El Gobierno nacional decidió que no dará luz verde a ningún endeudamiento nuevo para la provincia de Buenos Aires. La jugada se conoció justo después de que Axel Kicillof consiguiera en la Legislatura la aprobación para tomar hasta $3.685 millones entre Letras del Tesoro y otros cuatro instrumentos.
El clima ya venía picante. Hace unos días, en una entrevista con A24, el ministro Luis Caputo le pegó duro a la administración bonaerense por haber convertido en ley un paquete de financiamiento por más de u$s 3.000 millones. Según él, la provincia está lejos de cumplir los parámetros de la Ley de Responsabilidad Fiscal y, por ende, no corresponde habilitar deuda nueva. “Están aumentando el gasto corriente por encima de la inflación”, lanzó “Toto”, sin medias tintas.
La ley es clara: Nación puede trabar un pedido de deuda si entiende que una provincia pone en riesgo el equilibrio fiscal o si sus gastos corren más rápido que la inflación. Y esa será la carta que jugará Milei.
Del otro lado del mostrador, Kicillof salió a contestar con ironía. “Que lo aprueben ni bien lo mande. Rapidito, Toto”, dijo, restándole dramatismo al cruce. Además, aclaró que lo aprobado en la Legislatura “no es endeudamiento nuevo”, sino un refinanciamiento destinado a cubrir obligaciones heredadas de la gestión de María Eugenia Vidal. Y para cerrar, apuntó contra Nación: “Que aprueben lo que tengan que aprobar. Más lío no nos pueden armar. Nos deben 13.000 millones, así que no sé de qué hablan los libertarios”.
Mientras tanto, en el entorno bonaerense aseguran que la tensión política no debería frenar un acuerdo técnico que, según ellos, es “de manual” y no compromete el equilibrio fiscal nacional. Creen que detrás del freno hay más ruido político que contabilidad.
En el oficialismo nacional, en cambio, sostienen que la pulseada recién empieza y que la provincia deberá acomodar sus números si quiere contar con avales en el futuro. La decisión, aclaran, no es un castigo sino una señal: “No hay margen para repetir viejas recetas”.
