Cepo cambiario y devaluación: presión de distintos sectores económicos ¿Qué pasará?
El sector agroexportador y los fondos de inversión aumentan la presión sobre el Gobierno para que levante el cepo cambiario. Desde Wall Street se sugiere una rápida eliminación de los controles.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
Las cerealeras demandan una baja en las retenciones y la unificación del tipo de cambio, aunque el presidente y el ministro de Economía, Luis Caputo, piden más tiempo. Estas exigencias son difíciles de cumplir para el Gobierno, que enfrenta una pérdida de reservas debido a los fuertes pagos de deuda y a la acumulación de granos sin vender, que ascienden a US$ 10.500 millones
En una reunión reciente con la Sociedad Rural, Caputo solicitó paciencia, argumentando que el país atraviesa una emergencia económica. Las cerealeras, por su parte, exigen una reducción de las retenciones de la soja del 33% al 12%, similar al trigo y maíz.
Con la inflación en ascenso y una brecha cambiaria del 50%, el Gobierno se muestra reticente a una devaluación que podría acelerar aún más los precios. Caputo señala que la reciente corrida cambiaria fue provocada por expectativas infundadas sobre el levantamiento del cepo. El ministro insiste en que cualquier alivio está supeditado al superávit fiscal. Esto se complica por la caída en la recaudación debido a la recesión, lo que hace al Gobierno más dependiente del Impuesto País.
En el plano internacional, bancos de inversión como Barclays y Jefferies alertan sobre la pérdida de reservas y la necesidad de ajustes en la política cambiaria. Inversores extranjeros, reunidos en Nueva York, mostraron su interés por una salida rápida del cepo y la implementación de reformas económicas.
La reciente corrida cambiaria y el desplome de las acciones argentinas, las cuales están evidenciando una recuperación tras la caída de los días pasados ejercen más presión al Estado, dado que el denominado "establishment" pide cada vez más fuerte una nueva devaluación del peso para poder acomodar sus finanzas, una herramienta a la cual el empresariado argentino esta históricamente acostumbrado a recurrir y desde el Gobierno nacional intentan cambiar el chip de utilizar esa vieja fórmula.