¿Por qué viven más los gatos que los perros? esto reveló un estudio

Un estudio internacional sugiere que la longevidad de los gatos podría deberse a la complejidad de su sistema inmunológico, además del tamaño de su cerebro, brindando nuevos datos sobre la duración de vida en mamíferos.

Por redacción

Lunes 26 de mayo del 2025 a las 3:54 pm

 

En los últimos años, la diferencia en la longevidad entre gatos y perros ha sido explicada principalmente a través de factores como el comportamiento y el tamaño corporal. No obstante, un nuevo estudio revela una perspectiva revolucionaria al considerar elementos de la genética, la inmunología y la evolución en esta dinámica.

 

Esta investigación sugiere que la complejidad de las defensas biológicas de cada especie podría ser crucial para entender las variaciones en su esperanza de vida, planteando interrogantes sobre la longevidad en el reino animal.

El equipo internacional que llevó a cabo el estudio, coordinado por la Universidad de Bath, se propuso analizar un total de 46 especies de mamíferos con el fin de desentrañar los factores que influyen en la duración de la vida. Publicado en Scientific Reports y recogido por la revista Wired, el artículo se centra en lo que se denomina “potencial de vida máxima”, que se refiere a la edad más avanzada alcanzada por un individuo de cada especie. Este concepto se diferencia de la esperanza de vida promedio, ya que está exento de influencias externas como enfermedades, depredadores y disponibilidad de alimento.

 

Para establecer patrones, los investigadores realizaron un mapeo genético comparativo entre las diversas especies estudiadas, buscando entender la conexión biológica que vincula la longevidad con ciertas características moleculares. Los resultados de este trabajo fueron sorprendentes y desafiaron creencias arraigadas en la comunidad científica. Se confirmó que el tamaño del cerebro es un factor relevante, aunque no el único ni el de mayor peso en la ecuación de la longevidad. Además, se destacó la complejidad del sistema inmunológico como un pilar fundamental en la larga vida de las especies.

 

Contrario a la creencia establecida, que sostenía que un mayor tamaño cerebral equivalía a mayores habilidades de adaptación y, por ende, a una vida más extensa, este estudio evidencia que el sistema inmunológico juega un papel esencial. Las especies que disfrutan de mayor longevidad presentan un espectro más amplio de genes relacionados con la inmunidad.

 

El caso de los gatos ha sido considerado crucial en este análisis. Con cerebros relativamente grandes y un sistema inmunológico más desarrollado que el de varias otras especies, incluidos los perros, los felinos podrían explicar por qué su vida suele ser significativamente más prolongada. En contraposición, se encuentran los roedores como los ratones, que suelen vivir entre uno y dos años, aunque existen excepciones notables.

 

Algunas especies con cerebros más reducidos rompen la teoría convencional. Por ejemplo, ratas topo y ciertos tipos de murciélagos logran vivir varios años, merced a un excepcional sistema inmunológico. Esto refuerza la idea de que la capacidad de vivir prolongadamente está asociada a un sistema inmunitario robusto, capaz de eliminar células dañadas, combatir infecciones persistentes y frenar enfermedades graves, como el cáncer.

 

Los investigadores del estudio han destacado que el secreto de la longevidad no radica en pequeñas mutaciones genéticas aisladas, sino en cambios genómicos más significativos. Las especies longevas tienden a tener duplicaciones y expansiones completas de los genes vinculados a su sistema inmunitario. En resumidas cuentas, su “código de defensa” resulta ser más avanzado, facilitando un envejecimiento menos deteriorado.

 

Este hallazgo propone una nueva forma de entender cómo ha evolucionado la longevidad en los mamíferos, alejándose del enfoque meramente basado en la inteligencia o en el comportamiento. Se plantea, en cambio, una sinergia entre las capacidades cognitivas y la robustez inmunitaria.

 

Los gatos emergen como un paradigma de este equilibrio, ejemplificando cómo la biología puede favorecer una vida más prolongada.

 

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