Estados Unidos entró en “shutdown”: el gobierno cerró por falta de acuerdo en el Congreso
Republicanos y demócratas no lograron consensuar el financiamiento federal y el país amaneció con un cierre parcial del gobierno. Cientos de miles de empleados quedarán suspendidos y se interrumpirán servicios públicos clave.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
No hubo acuerdo y, pasada la medianoche de Washington, Estados Unidos amaneció con el gobierno cerrado. Tras intensas negociaciones, republicanos y demócratas no lograron destrabar el presupuesto, y la falta de financiamiento obligó a la Casa Blanca a activar el “shutdown”, un cierre parcial que paraliza gran parte de las actividades del Estado.
La situación golpea de lleno a la administración pública: miles de empleados federales fueron puestos en licencia sin goce de sueldo, mientras que otros, considerados esenciales, seguirán trabajando pero sin cobrar hasta nuevo aviso. Las agencias gubernamentales deberán implementar planes de cierre ordenado y muchos servicios quedarán suspendidos.
En el Congreso, las negociaciones se trabaron hasta último momento. Los demócratas del Senado rechazaron un proyecto republicano que extendía la financiación hasta el 21 de noviembre, pero sin resolver los reclamos sobre salud pública y otros programas sociales. La iniciativa necesitaba 60 votos y obtuvo solo 55, sellando el destino del presupuesto.
El presidente Donald Trump no ocultó su postura: consideró que el cierre podría servir para “reducir la fuerza laboral” y avanzar con su política de recortes. Desde el oficialismo acusan a los demócratas de bloquear acuerdos, mientras que la oposición denuncia que se los quiere forzar a ceder en temas sensibles, como el acceso a la salud y los beneficios sociales.
El antecedente más cercano fue el shutdown de 2018-2019, que duró 35 días, el más extenso de la historia. Aquella vez, la pelea fue por el muro fronterizo y terminó cuando los controladores aéreos, que trabajaban sin cobrar, amenazaron con frenar los vuelos. Ahora, el contexto es distinto, pero el riesgo de una parálisis prolongada vuelve a preocupar.
Un juego político que golpea a los ciudadanos
Este nuevo cierre deja en evidencia el empate de fuerzas y la falta de diálogo real entre republicanos y demócratas. En el medio, millones de estadounidenses verán interrumpidos servicios esenciales, mientras la clase política se enreda en disputas partidarias. El “shutdown” no solo frena el funcionamiento del Estado: también erosiona la confianza pública y puede agravar la situación económica si se prolonga.
Más allá de las diferencias ideológicas, ningún gobierno gana con un cierre prolongado. Si bien Trump podría aprovecharlo para avanzar con su idea de “achicar el Estado”, el costo político puede ser alto: malhumor social, demoras en pagos y pérdida de apoyo en un momento donde su imagen ya viene en baja. El desafío será destrabar un acuerdo rápido, antes de que el conflicto se transforme en una crisis institucional