EE:UU reabre tras 43 días de parálisis pero no se resuelven las grietas políticas
El shutdown más largo de la historia estadounidense llegó a su fin después de 43 días. La reapertura devuelve la normalidad a vuelos, pagos y asistencia alimentaria, aunque las divisiones entre republicanos y demócratas siguen igual de profundas.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
Estados Unidos volvió a ponerse en marcha este jueves tras el apagón gubernamental más extenso de su historia, que dejó a más de un millón de trabajadores sin sueldo durante más de un mes, paralizó aeropuertos y recortó la asistencia alimentaria a millones de familias de bajos recursos.
El acuerdo de financiamiento aprobado por el Congreso permite que el gobierno federal retome sus funciones, aunque sin resolver los problemas de fondo que generaron la crisis. El pacto no limita la capacidad del presidente republicano Donald Trump para retener fondos —algo que ya generó tensiones con el Congreso— ni aborda los subsidios de salud que motivaron el conflicto original con los demócratas del Senado.
Durante el shutdown, los efectos económicos fueron devastadores: vuelos cancelados, programas suspendidos, oficinas cerradas y familias enteras sin ingresos. Recién el sábado los empleados federales empezarán a cobrar los sueldos atrasados, y el gobierno prometió completar los pagos antes del miércoles. Las agencias que despidieron personal durante el cierre deberán revertir las cesantías en un plazo de cinco días.
El shutdown también evidenció fisuras dentro del propio Partido Demócrata: el ala progresista reclamó una postura más dura contra Trump, mientras que los moderados reconocen que poco pueden hacer mientras los republicanos controlen ambas cámaras del Congreso. Aun así, los demócratas defendieron su posición. “El cuidado de la salud del pueblo estadounidense es una pelea que vale la pena dar, y estoy orgulloso de que los demócratas hayan resistido tanto tiempo”, dijo el representante Hank Johnson, de Georgia.
Del lado republicano, algunos moderados también criticaron el uso político del cierre. “Debería estar legalmente prohibido cerrar el gobierno. Es una locura que usemos esto como herramienta de presión”, sostuvo el congresista Brian Fitzpatrick, en una frase que refleja el hartazgo generalizado en Washington.
Con la reapertura, vuelven los vuelos y los subsidios de alimentos. El sistema aéreo comenzó a normalizarse después de semanas caóticas por la ausencia de controladores, y el programa SNAP (que ayuda a 42 millones de estadounidenses a comprar comida) recuperará sus fondos dentro de las próximas 24 horas, según el Departamento de Agricultura.
El shutdown también impactó en la economía: el Congreso estimó una pérdida temporal de unos US$ 50.000 millones y una caída del PBI del 1,5%, aunque se espera que gran parte de la actividad se recupere ahora que el Estado vuelve a funcionar.
El gobierno de Trump, que busca reducir el tamaño del aparato público en 300.000 empleados antes de fin de año, deberá pausar sus despidos hasta febrero. Mientras tanto, la Casa Blanca intenta retomar el control político tras un mes y medio de caos que dejó a la administración debilitada y a la ciudadanía exhausta.
En definitiva, el gobierno de EE.UU. volvió a moverse, pero el país sigue trabado en las mismas divisiones. Si no hay acuerdos duraderos, la reapertura podría ser apenas una pausa antes de otro capítulo de la misma novela política.
