Las marcas de lujo esquivan los aranceles de Trump, pero no el desgaste del consumo
Las marcas top como Chanel, Dior y Louis Vuitton eludieron el peor escenario con el nuevo acuerdo entre EE.UU y la UE, pero ahora enfrentan consumidores cansados de aumentos.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
Las grandes marcas de lujo respiraron aliviadas tras el acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea: en lugar del arancel del 30% que Donald Trump tenía listo para aplicar, se confirmó un impuesto del 15%. No es un regalo, pero les da margen para seguir operando sin pegar un volantazo. Sin embargo, el verdadero problema del sector no está en Washington, sino en los consumidores: el boom post pandemia se desinfló y la paciencia ante los aumentos de precios parece haberse agotado.
Empresas como Chanel, Louis Vuitton y Dior vienen estirando la cuerda con subas de hasta el 300% en sus productos estrella desde 2015, pero ahora la demanda afloja y el termómetro marca fatiga. En 2023, el lujo perdió unos 50 millones de clientes a nivel global, según Bain & Company.
Según UBS, para cubrir el nuevo arancel del 15%, las marcas tendrían que subir precios en Estados Unidos alrededor de un 2%, o un 1% a nivel global. Pero eso, hoy por hoy, podría espantar aún más a los compradores esporádicos o jóvenes, que ya sienten que la relación precio-calidad no cierra. De hecho, algunas marcas que fueron más moderadas con los aumentos, como Hermès, hoy se destacan por encima del resto.
En paralelo, la industria está apostando fuerte a una renovación de estilo: nuevas caras creativas al frente de Chanel, Gucci, Dior, Givenchy, Celine, Loewe y Versace, buscando reencantar a un público que ya no se deslumbra tan fácil. Pero ese cambio no llega de un día para el otro. Como bien lo dijo Caroline Reyl, de Pictet Asset Management: “No podés chasquear los dedos y resolverlo en semanas”.
Lo que era lujo asegurado ahora se volvió una apuesta más riesgosa. Las marcas caminan por una cornisa: mantener el aura exclusiva sin caer en precios que ahuyenten hasta al cliente fiel. Porque cuando el deseo se enfría, ni el logo más famoso puede sostener la venta.
Y si algo enseña esta pulseada, es que incluso el mundo más glamoroso del planeta no está exento de los vaivenes de la economía real