La UE le pone una nueva traba a un acuerdo de Microsoft
La Comisión Europea dijo que analizaría el acuerdo Microsoft-Mistral como parte de su escrutinio continuo de las asociaciones de IA de los gigantes del sector.
Por Gonzalo Andrés Castillo
La Unión Europea (UE) le está poniendo una traba al acuerdo de Microsoft con la startup tecnológica francesa Mistral AI.
Este lunes, la corporación estadounidense anunció que pronto pondría a disposición los modelos de inteligencia artificial (IA) de Mistral a través de su plataforma de computación en la nube Azure.
El acuerdo de varios años destaca la iniciativa de Microsoft para proporcionar una diversidad de modelos de IA, ampliando su enfoque más allá de la principal apuesta en OpenAI, mientras que busca atraer a más clientes para sus servicios en la nube Azure. Además, indicó que también había invertido en Mistral, pero que no tenía acciones.
Sin embargo, la Comisión Europea dijo que analizaría el acuerdo como parte de su escrutinio continuo de las asociaciones de IA de los gigantes del sector. Previamente, el brazo ejecutivo de la UE advirtió que el respaldo de Microsoft a OpenAI podría estar sujeto a las reglas de fusión de la región.
"Lo que está surgiendo muestra aún más que fue bueno no diluir nuestra ambición sobre la seguridad de los modelos GPAI (IA de propósito general) con riesgos sistémicos, tras un lobby legítimo pero fuerte de empresas como Mistral", afirmó Brando Benefei, miembro del Parlamento Europeo, quien supervisó la redacción de la histórica Ley de IA del bloque. "Esta historia que está surgiendo necesitará ser investigada más a fondo", añadió.
"Aquí hay una concentración de dinero y poder como nunca se ha visto en el mundo, y creo que esto merece una investigación", comentó Alexandra Geese, eurodiputada que trabajó en la Ley de IA.
Durante las conversaciones sobre la extensa legislación de inteligencia artificial en la UE, Mistral abogó por la implementación de normativas más flexibles para ciertos modelos. Sus partidarios señalaron que reglas demasiado rigurosas podrían poner en peligro la capacidad de las empresas europeas para competir con las grandes tecnológicas.
