La mora en créditos a familias alcanza su nivel más alto desde 2008, alertan expertos
En julio, el atraso en pagos de préstamos familiares subió a 5,6%, mientras la morosidad en empresas y tarjetas también crece, reflejando tensiones económicas y pérdida de empleos.
En julio de 2025, la morosidad en el pago de créditos bancarios continuó su tendencia al alza, alcanzando un nivel general de 3,2% de incumplimiento. Este aumento se reflejó con mayor intensidad en los préstamos otorgados a familias, donde el atraso llegó al 5,6%, marcando un récord no observado desde 2008.
Por su parte, los créditos concedidos a empresas mostraron una morosidad menor, del 1,2%, mientras que los préstamos personales presentaron un índice de irregularidad del 7,2%, volviendo a niveles similares a los registrados en 2020. En el caso de las tarjetas de crédito, la frecuencia de atrasos se situó en un 4,8% en julio.
Estos indicadores evidencian una creciente presión sobre la capacidad de pago tanto de hogares como de empresas, en un contexto marcado por un estancamiento salarial y un mercado laboral débil. En junio, por ejemplo, se perdieron 12.000 empleos privados, y desde septiembre de 2023 se observa una reducción neta en la generación de puestos de trabajo, con una leve estabilización hacia fines del año pasado y oscilaciones en la primera mitad de 2025. La consultora Moody’s proyecta que la morosidad seguirá aumentando durante 2025, hasta que las tasas reales positivas disminuyan y los salarios comiencen una recuperación sostenida, afectando también las carteras de créditos de las entidades financieras.
En cuanto a los créditos hipotecarios, la morosidad se mantuvo estable en 1,4% durante julio, a pesar de la incorporación de más de 4.200 nuevos deudores ese mes y un total de 34.000 en los últimos doce meses. Sin embargo, en agosto y septiembre el mercado inmobiliario mostró una caída en la concesión de créditos hipotecarios, debido a que el costo promedio de financiamiento supera el 10% y los bancos endurecen las condiciones para acceder a estos préstamos. Desde el sector bancario reconocen que los incumplimientos están en aumento, aunque partiendo de niveles bajos y dentro de parámetros previsibles para un escenario de mayor dinamismo crediticio. No obstante, algunos actores comienzan a mostrar preocupación por la evolución de la situación.
En paralelo, se observa un fuerte impacto en la cadena de pagos empresariales, con un aumento de cheques rechazados por falta de fondos. El Banco Central reportó que en lo que va del año, la cantidad de cheques rechazados se duplicó, alcanzando en julio 147.665 cheques por un monto total de $395.000 millones, con un valor promedio de $2,6 millones por cheque. A fines de 2024, estas cifras eran de 83.300 cheques y $182.000 millones respectivamente.
El informe detalla que los rechazos por fondos insuficientes sumaron casi 77.900 casos en julio, por un monto cercano a $226.000 millones. Al inicio de 2024, se registraban 39.000 cheques rechazados por ese motivo, por $84.500 millones. El resto de los rechazos obedeció a causas formales, como errores en la documentación.
Una consultora especializada, Abeceb, advirtió que ante una posible caída de ventas, las empresas enfrentarán menor liquidez y costos elevados para cubrir sus necesidades financieras, debido al racionamiento del crédito y el aumento abrupto de las tasas. Según su análisis, “el nombre del juego va a ser prudencia en el manejo financiero”. Las autoridades financieras exhortan a los consumidores a mantener un manejo responsable de sus deudas y a las entidades crediticias a fortalecer sus políticas de evaluación para evitar un deterioro mayor en la calidad de las carteras.