Milei celebró que La Libertad Avanza será primera minoría en Diputados
Con la asunción de los nuevos diputados, el oficialismo pasa a encabezar la Cámara Baja en cantidad de bancas, aunque sin quórum propio. El Presidente asistirá a la sesión y Martín Menem seguirá al frente del recinto.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
Este miércoles, desde las 13, jurarán en la Cámara de Diputados los 127 legisladores electos el 26 de octubre. La jornada tiene un condimento especial: con los nuevos ingresos, La Libertad Avanza se convierte oficialmente en la primera minoría del cuerpo.
El presidente Javier Milei decidió estar presente en uno de los palcos para seguir de cerca el movimiento que le da a su espacio un impulso clave rumbo al debate de reformas que piensa enviar al Congreso.
La continuidad de Martín Menem como presidente de Diputados será uno de los primeros gestos de orden interno. Para el Gobierno, lograr la primera minoría no es solo una cuestión simbólica: implica mejorar la capacidad de negociación y ganar terreno en comisiones, donde se define el ritmo de cada proyecto.
La primera minoría, explican en el Congreso, es el bloque con mayor cantidad de bancas sin llegar al quórum de 129. En un recinto de 257 diputados, ese número marca la frontera entre poder sesionar en soledad o tener que negociar cada movimiento. Para el oficialismo, estar arriba en la tabla le garantiza controlar más presidencias y vicepresidencias de comisiones, un punto central para ordenar la agenda legislativa.
Hasta este año, La Libertad Avanza era una fuerza pequeña, con poco más de 40 diputados. Pero el envión electoral le sumó alrededor de 60 bancas y, con los acuerdos posteriores, llegó a 95. Así quedó a tiro de Unión por la Patria, que retuvo 99, y pasó a dominar el mapa de comisiones con mayor músculo político que en cualquier etapa previa.
El nuevo esquema quedará formalmente definido tras la jura de los 127 diputados, que sellará el reparto final de cargos internos y pondrá en marcha una Cámara Baja con correlación de fuerzas renovada. Para Milei, es el paso necesario antes de empujar sus reformas laboral, tributaria y previsional, que prometen una discusión caliente durante el verano legislativo.
En los pasillos del Congreso admiten que la pelea por la primera minoría marcó el pulso político de las últimas semanas. Aun sin quórum propio, el oficialismo siente que llega mejor parado a la mesa de negociación y que podrá encarrilar proyectos clave sin quedar a merced de acuerdos frágiles o sorpresas de último momento.
La oposición, por su parte, sigue recalculando cómo plantarse frente a un Ejecutivo que ganó volumen legislativo sin perder su impronta disruptiva. Lo que viene será un test de convivencia política: el equilibrio entre la agenda reformista del Gobierno y la respuesta de un Congreso que, aunque dividido, hoy tiene un actor claramente fortalecido
