Crisis en el gabinete económico
El cierre de las importaciones paso de ser un comentario de pasillo de algunas PYMES a una realidad de la política cambiaria. La estrategia del gobierno para llegar a la cosecha gruesa y contener la perdida de reservas, en sus horas mas criticas. A continuación comentaremos de que manera podría llegar a su fin y el impacto que tendrá en el mercado cambiario.
Por Mauro Mazza
Economista y Research de Mercados
Desde principios de diciembre que se observa un cambio abrupto en la manera de gestionar el mercado de divisas. El gobierno pasó de vender 1.000 millones por mes en el mercado de cambio a comprar 500 millones en Diciembre y potencialmente 800 millones durante Enero. Si bien era algo esperado que en el inicio del verano dejara de perder reservas por el ingreso de divisas de la cosecha triguera y de cebada, que abastece de mercadería a los países asiáticos y africanos en esta altura del año, no se esperaba un cambio tan abrupto en la gestión de divisas. Algunos lo asociaron a una jugada arriesgada de Guzmán por mejorar el perfil de las reservas propias, ante las distintas estimaciones que sugerían que estaban usando depósitos para abastecer a importadores y los pagos de obligaciones financiera de empresas y el gobierno nacional. Pero lo cierto es que podría bien haber sido un pedido del FMI por cuidar las reservas propias a cambio de afectar la actividad económica.
Al ritmo de venta de reservas de noviembre Argentina se encaminaba a una crisis bancaria, porque el uso de dólares ajenos obligaría al FMI a un rescate nuevamente, pero para resguardar al sistema bancario de lo que venía haciendo el BCRA vendiendo divisas. Y este argumento parece el mas lógico. Para el FMI todo empieza y termina en el BCRA, tanto por el precio del Dólar, como por las reservas, la tasa de interés y el fondeo al tesoro.
Siendo este el argumento mas racional, es esperable que la estrategia de Guzmán comience a crear roces dentro de otras carteras, no solo en el BCRA, sino y sobre todo con Producción de Kulfas, que deberá comenzar a tratar con el sector industrial a partir de febrero cuando el sector automotriz y otros demandantes netos de divisas vuelvan de las vacaciones.
Pero, ¿cómo podría entrar en crisis?.
Guzmán es el super-ministro de Alberto Fernández, pero no por cualidades propias, sino por ser el elegido del FMI, al identificarlo como el ministro mas rescatable y que al menos sabe una lengua distinta a la local. Esto junto con los contactos en el exterior, resultaron ser claves para que Guzmán defina la política fiscal, cambiaria y ahora también productiva. Pero no resulta gratuito, se esta ganando enemigos, tanto propios como ajenos, y el freno a las importaciones podría ser el inicio de una crisis que comprometa su capacidad de super-ministro. Para buena noticia de él, Kulfas que será el que reciba las quejas del sector privado ahogado con el cierre de importaciones, parece distante de la realidad, de perfil bajo, casi de burócrata que trata de mediar entre ambos lados con total de asegurarse su puesto en el ministerio. Kulfas se presenta como el clásico burócrata, que hace todo para él y no para lo que representa. Y esto es bueno para Guzmán, pero también lo que comprometerá su futuro, porque las quejas que Kulfas no logre contener, se acumularán hasta que la olla a presión lo obligue a sobre-reaccionar o dar un paso al costado.
Sabido hoy es que en las reuniones de directorio del BCRA, Pesce es ninguneado por la gente cercana a Guzmán, a quien le hacen saber que él no maneja mas la política cambiaria y monetaria, que eso lo hará de ahora en mas el MECON. Este es otro frente que el kirchnerismo duro en algún momento tratará de explotar, sobre todo cuando el FMI comience acelerar las exigencias a Guzmán, un ministro que se esta ganando enemigos en todos los espacio donde tiene a su propia gente monitoreando el hacer de otros funcionarios.
El cierre de importaciones comenzará a pasar factura tan rápido como Febrero, cuando algunas automotrices vuelvan de los recesos y demanden dólares para abastecer a sus fabricas, y ni Pesce ni Kulfas puedan suministrar soluciones. La presión del sector podría notarse con parates de fábricas o incluso conflictividad sindical que llegue a lo mas alto del poder político, como es el caso de Cristina o Alberto Fernández, y que deban mediar fijándole límites a la estrategia cambiaria de Guzmán, que podría significar las primeras amenazas del ministro si durante marzo el BCRA vuelve a ser vendedor neto de reservas, amenazas de dar un paso al costado...más si el acuerdo con el FMI se dilata en el tiempo por presión política interna y externa.
La primera amenaza a Guzmán vendría de gente cercana a Pesce, con quien la relación esta desgastada y la actual intervención del BCRA de gente cercana a él lo ubican a Pesce como un simple títere. Tanto Kulfas, como Marco Del Pont y Pesce forman parte del Instituto Patria, que fue la usina dadora de funcionarios profundamente ideologizados de la administración actual, con llegada a Cristina más que Alberto Fernández, y esto podría hacerse notar a medida que el sector privado necesitado de divisas comienza a presionar ante el riesgo de una recesión inducida.
Pero no solo será la presión de importadores, sino también la manera en que se manifieste en el mercado de cambio de los dólares financieros. Sabido es que durante diciembre una gran cantidad de importadores imposibilitados recurrieron a instrumentos como los Dollar Linked para cubrir su posición en Pesos. A diferencia de otras oportunidades que recurrían a futuros, el encarecimiento de la nueva estrategia del BCRA de concentrarse como vendedor en el mes mas cercano de los futuros y dejar a precio de mercado los contratos mas alejados, ahuyento demanda hacia otros indexadores del Spot, y esto fueron los bonos D-L, puntualmente con vencimiento noviembre 2021. Es factible que vuelva a existir una renovada presión durante febrero y marzo en estos instrumentos.
Pero la presión mas fuerte vendrá de los dólares financieros tradicionales, MEP y CCL, si Guzmán debe enfrentarse a una nueva brecha cercana al 90%, que consideramos la que obliga a tomar decisiones de índole política. Y esta podría ser consecuencia no solo de cobertura puntuales de importadores, que pueden demandar bonos en pesos sin vender contra paridad D para quedar fuera del mercado oficial de cambio, sino de eventos en el exterior que afecten el flujo hacia activos argentinos.
La estrategia de compra de divisas no es gratuita para el mercado monetario, comprar 6.000 millones de dólares, que sería el equivalente a 500 millones mensuales, concentrado entre abril y junio, implicaría la emisión de 620 mil millones con un ritmo de depreciación mas lento que el actual, o una proporción similar a los pagos de intereses por el stock en PASE, en un momento critico para el déficit del gobierno que podría tener en marzo y abril el inicio de un round de emisión para financiar al tesoro.
Mire por donde se mire la estrategia actual de cepo a las importaciones, la situación está camino a desatar una resolución abrupta, sea de índole política o económica. Guzmán logró en lo que va del verano contener las especulaciones que se esperaban para esta época de inviabilidad cambiaria del BCRA y los riesgos de gestar una crisis bancaria con el uso de los depósitos, pero a cambio compro otros problemas que invariablemente obligarán a volver a esa hoja de ruta en un futuro cercano.
La cosecha gruesa entrando hacia finales de marzo si la sequía finalmente es limitada en el impacto del maíz de primera de Córdoba y norte de Argentina, podría ayudarle a Guzmán a quitarle presión sobre los importadores, y parece ser esa la gran apuesta, pero lo cierto es que la brecha, los 60 días hasta ese momento, podrían dilatar si figura de poder, y aún más si el acuerdo con el FMI no se concreta para abril.