China envía su señal más firme desde 2022 para frenar el avance del yuan chino

El Banco Popular de China dio esta semana una señal contundente de que no está dispuesto a permitir una apreciación acelerada del yuan.

Mediante su “fixing” diario —el tipo de cambio de referencia que regula el valor del yuan frente al dólar— la entidad estableció un valor de 7,0733 yuanes por dólar, bastante más débil que lo que pronosticaban encuestas de analistas, marcando la desviación más amplia desde 2022.

Este ajuste no es un acto menor ni técnico, implica una intervención deliberada para frenar el fortalecimiento de la moneda. Diversos expertos interpretan este paso como una señal clara de Pekín: prefiere mantener el yuan bajo control para proteger su sector exportador en un contexto de demanda global incierta, bajas inflaciones internas y tensiones comerciales con Occidente.

Aunque el yuan se había apreciado cerca de un 3% desde abril, alcanzando su mejor nivel en más de un año, las autoridades decidieron moderar esa subida. El temor es que un yuan demasiado fuerte encarezca sus exportaciones, reduzca la competitividad de sus industrias y complique la recuperación económica interna.

La jugada también refuerza la estrategia de China de mantener estabilidad cambiaria, buscar un rol creciente del yuan en transacciones globales y evitar desequilibrios externos. Aunque la intención oficial habla de “estabilidad”, el mensaje económico es claro: la prioridad sigue siendo sostener las exportaciones y no sacrificar competitividad interna por una apreciación acelerada de la moneda.

Esta acción marca el refuerzo más firme de la autoridad monetaria china desde 2022, y vuelve a poner en evidencia cómo el yuan sigue siendo cuidadosamente gestionado. Cada movimiento en su valor está calibrado para equilibrar la salud económica interna con las exigencias del comercio global.