Por qué el kirchnerismo podría ganar las elecciones | Dolarhoy.com
Gobierno|27 de mayo de 2021

Por qué el kirchnerismo podría ganar las elecciones

Por Federico Sturzenegger

Economista - Ex Presidente del BCRA

 

Uno de los resultados más celebrados en esa disciplina es el llamado teorema del votante mediano. Para entenderlo imaginemos a los votantes distribuidos a lo largo de un espectro de preferencias. Para fijar ideas ubiquemos en una punta, la punta izquierda digamos, a los que creen que “el Estado te salva”. En la punta derecha, los que creen que “el mercado es el único camino al crecimiento”. Los que están bien a la izquierda creen muy intensamente en el Estado, los que están en la punta derecha creen muy intensamente en el mercado. La mayoría de la gente se distribuye en posiciones intermedias entre ambos extremos.

 

El teorema del votante mediano dice que el que gana la elección es aquel al que vota el votante mediano, que es el que está en el medio de la distribución, la mitad de un lado y la otra mitad del otro. Es fácil entender por qué: si el votante mediano por ejemplo piensa que “el Estado te salva” quiere decir que todos los que están a su izquierda también lo creerán y entonces esa posición política tendrá la mayoría de los votos. Fin.   

 

Para entender entonces lo que pueda pasar en 2023 quizás no es tan importante evaluar si el Gobierno es mejor o peor, si acierta o se equivoca, sino que es más útil pensar qué puede llegar a pensar en ese momento el votante mediano y quién lo representará mejor. En otras palabras, más importante que el fracaso o éxito de una gestión, es entender en qué dirección están moviéndose las preferencias de la población, y con ellas las de ese votante mediano.

 

Estado versus mercado

La dimensión que elegí para ilustrar el ejemplo de más arriba no es casual. Mucho del debate en la Argentina está signado en esa clave: Estado presente versus integración al mundo. Acá es donde empiezan los problemas para los argumentos de mis amigos.

 

En una encuesta del Pew Institute se les preguntó a personas en 44 países que expresen su acuerdo con la siguiente frase: “La mayoría está mejor en una economía de mercado aun cuando algunas personas son ricas y otras pobres”. En la Argentina solo un 33% está de acuerdo con esta afirmación, un 48% está en desacuerdo. En Vietnam, para comparar, el 96% de la población es promercado, en China un 76%. En Francia un 60%. Argentina, por lejos, es el país más antimercado de toda la muestra. Probablemente lo sea del mundo entero. México, el país que más se nos parece, con un 44% de acuerdo con la afirmación aun así tiene un 33% más de personas a favor del mercado que la Argentina.

 

Entonces un discurso que construye una épica del Estado presente resuena bien en muchos votantes argentinos. Y quizás no importe tanto si ese Estado está o no está presente. Lo importante es quién cree la gente que comparte su visión.

La pregunta que hay que hacerse entonces es qué pensará el votante mediano en 2023. Mi impresión es que a medida que la sociedad se empobrece y se deseduca, de la mano del estancamiento económico, la inflación y la militancia antieducación que abrazó este gobierno, el votante mediano se moverá hacia el grupo de los que creen que el rol del Estado es más importante. Este corrimiento del votante mediano se explica por otro aspecto central de la sociedad argentina, que es su conservadurismo a ultranza. En una sociedad golpeada por décadas de frustraciones, cada cambio, por más pequeño que sea se vive como una amenaza. El peronismo, como representante fiel y ejecutor efectivo de ese conservadurismo, logra entonces nuevos adeptos con cada recesión o crisis que vive la sociedad, no importan sus orígenes ni quiénes son sus responsables.

 

Lo cierto es que cuatro años de frustraciones adicionales, potenciadas por las consecuencias del COVID-19, nos replegarán más en nuestros miedos atávicos. Lo último que querrá escuchar el votante en 2023 es sobre la necesidad de un cambio de rumbo lleno de incertidumbres y peligros.  

 

Lejos del progreso

Una idea final, por si se necesitara otra. Mi impresión es que muchos argentinos sienten que cualquier camino de progreso ofrece un beneficio que está demasiado lejos. En ese contexto resulta más negocio apostar a que les toque una parte del reparto que un Estado dadivoso y paternalista pueda ofrecer, sea este un puesto en el Estado o una ley o subsidio que los beneficie.