La crisis de confianza de Boeing se profundiza
De acuerdo al exempleado Sam Salehpour, los trabajadores de Boeing midieron y llenaron erróneamente los huecos que pueden ocurrir cuando se unen los segmentos de fuselaje del 787 Dreamliner.
Por Gonzalo Andrés Castillo
Las acciones de The Boeing Company cayeron un 3% durante la jornada de este miércoles y alcanzaron un nivel no visto desde diciembre de 2022. El motivo fue el comentario de un exingeniero de la compañía que alegó que se tomaron atajos en la fabricación del avión 787 Dreamliner para aliviar los cuellos de botella de la cadena de producción.
De acuerdo al exempleado Sam Salehpour, los trabajadores de Boeing midieron y llenaron erróneamente los huecos que pueden ocurrir cuando se unen los segmentos de fuselaje del 787 Dreamliner. De esta manera, se pudo haber creado una "fatiga significativa" en el material compuesto de las secciones del cañón que habría afectado la integridad estructural de más de 1.000 aviones de fuselaje ancho en servicio.
Salehpour, quien según sus abogados trabajó en la aeronave desde 2020 hasta principios de 2022, detalló que los problemas descritos pudieron haber reducido "drásticamente" la vida útil del avión. "En una loca carrera por reducir la acumulación de aviones y llevarlos al mercado, Boeing no siguió sus propios requisitos de ingeniería", dijo el especialista, a pesar de que Boeing negó las acusaciones.
La noticia llega pocas semanas después de darse a conocer que Dave Calhoun, actual director ejecutivo de Boeing, dejará su cargo a finales de 2024 por decisión propia, pero continuará durante todo el año para "estabilizar y posicionar la empresa para el futuro".
A su vez, se informó que Larry Kellner, presidente de la junta independiente, no se presentará a la reelección en la reunión anual, dejándole su lugar a Steve Mollenkopf, quien escogerá al próximo director ejecutivo. En tanto, Stan Deal, presidente y director ejecutivo de la división Aviones Comerciales, se jubilará y le dará su puesto a Stephanie Pope.
El liderazgo está cambiando principalmente por las diferentes batallas legales y reputacionales que está atravesando el fabricante por accidentes que sufrieron sus aviones.
En enero, un vuelo de Alaska Airlines se vio afectado por un problema en la puerta de un avión Boeing, lo que llevó a demandas de pasajeros buscando compensación por lesiones físicas y emocionales. El evento recordó a los de 2018 y 2019, cuando dos accidentes de aviones Max-8 generaron litigios y una serie de investigaciones gubernamentales.
Desafortunadamente, la historia pasada sugiere que la resolución de los desafíos legales de Boeing llevará años, considerando la complejidad y el proceso legal. Además, nuevos problemas con otros aviones, como controles atascados en un 737 Max-8 de United Airlines y dificultades con el equipo de deshielo, complican aún más la situación de la corporación.
