El Gobierno evalúa eliminar el Monotributo y cambiar Ganancias: cómo sería el nuevo mapa fiscal
En reuniones con empresarios, el equipo económico adelantó que analiza un rediseño profundo del sistema impositivo. El plan apunta a formalizar la economía y simplificar los regímenes, pero aún genera dudas y resistencia en varios sectores.
Por redacción
El Gobierno volvió a poner sobre la mesa una idea que hace tiempo circula en despachos oficiales: eliminar el Monotributo y volcar a todos sus contribuyentes al régimen general, con cambios en Ganancias y alivios para nuevas contrataciones. La propuesta, según contaron empresarios que participaron de las reuniones, todavía está en estudio, pero ya abrió un debate fuerte sobre cómo impactaría en más de dos millones de personas que hoy tributan por fuera del sistema tradicional.
La lógica que plantea Economía es que el actual esquema “fragmenta” la base de contribuyentes y termina fomentando la informalidad. Con esa lectura, el primer punto es el más sensible: los monotributistas pasarían a ser autónomos, es decir, entrarían directo al régimen general, pagando Ganancias e IVA bajo nuevas escalas. Hoy en Argentina hay 2.159.000 monotributistas, un universo enorme que incluye trabajadores independientes, pequeños comercios, cuentapropistas y profesionales.
El tercer eje es Ganancias: se evalúa fijar un mínimo no imponible único, equivalente a un salario promedio proyectado de $1,7 millones para 2025. Con eso, el Gobierno busca “ordenar” la escala y evitar los saltos bruscos que vienen complicando el cálculo del impuesto desde hace años. Puertas adentro, admiten que todavía falta ajustar números y medir impacto fiscal.
Otro punto clave es el nuevo régimen de empleo que se propone para incentivar la contratación. Para las empresas que sumen personal, sobre todo pymes, se plantea una reducción de aportes y contribuciones durante un período inicial. Ese beneficio también alcanzaría a trabajadores que estuvieron seis meses desocupados y a quienes dejen de estar en el Monotributo para pasar al régimen general.
En el mundo empresario, la reacción es mixta. Algunas cámaras pymes valoran la posibilidad de deducir gastos y tener un sistema más homogéneo, pero advierten que “un salto brusco del Monotributo al régimen general podría dejar a miles en el camino”. Desde estudios contables coinciden: “Hoy un profesional que factura poco y paga Monotributo pasaría a un esquema mucho más complejo y costoso. Si no hay transición gradual, va a haber problemas”, explicaron asesores tributarios que siguen el borrador.
En ámbitos legislativos la señal también generó ruido. Varios diputados oficialistas admiten que el tema está en análisis, pero remarcan que el Gobierno todavía no envió un proyecto formal. “Primero hay que ver si esto cierra fiscalmente y cuánto puede recaudar. Después, recién ahí se discute políticamente”, dicen cerca de la Comisión de Presupuesto.
Para el equipo económico, en cambio, el argumento pasa por otro lado: creen que la reforma podría ampliar la base de aportantes, transparentar facturación y “ordenar incentivos” que hoy empujan a la informalidad. Sostienen que, en el mediano plazo, una estructura más simple ayudaría a estabilizar la presión tributaria, siempre y cuando haya beneficios iniciales para quienes hagan la transición.
Por ahora, no hay fechas concretas ni un texto circulando. Lo que sí está claro es que el Gobierno abrió un debate de fondo sobre el sistema impositivo, un tema que atraviesa a monotributistas, autónomos, empresas, sindicatos y provincias. Y mientras sigue el ida y vuelta con las cámaras empresariales, el borrador ya generó lo de siempre: expectativas, dudas y una pregunta central que todavía nadie puede contestar del todo —¿esta vez, la reforma va en serio o será otro proyecto que queda a mitad de camino?
