Que no se acaben los regalos del día del niño
Recientemente fue el Día del Niño y los regalos fueron protagonistas. Hoy te quiero contar otro regalo que no le debe faltar a tus hijos.
Todos los años el tercer domingo de agosto se festeja el Día del Niño. Un día para que los niños disfruten jugando y también con algún regalo. Pero no hay que perder de vista que lo que más necesitan los niños es tu tiempo. No hay mejor forma de aprender y crecer que interactuando con adultos importantes en nuestras vidas que nos enseñen de lo que nos hace falta para desarrollarnos como personas.
Pero suele haber un área que está ausente de esas charlas: la educación financiera.
Un regalo para toda la vida
Mucho mejor que un juguete del que se van a cansar en pocos días, es dedicar tiempo a hablar con tus hijos de educación financiera. Esto es algo que los acompañará toda la vida y se puede empezar a edades muy tempranas.
Claramente no vas a empezar hablándoles de conceptos financieros sofisticados a niños de jardín, pero sí se puede hablar de cómo decidir qué es importante para nosotros, del valor del esfuerzo y del trabajo. Incluso podés usar cuentos como el de los 3 chanchitos y la fábula de la hormiga y la cigarra.
También hablarles de aprender de los errores y de las malas decisiones de compra. Para eso les podés ir dando algún dinero para que empiecen a administrar y a decidir qué comprar. De esa manera, pueden experimentar a establecer prioridades y aprender de eso. Si compran algo que a los 2 días no les interesa más, es una gran lección sobre no comprar por impulso.
Por supuesto que lo más importante es enseñar con el ejemplo. De nada sirven estas charlas si después te ven gastar todo el dinero en cosas que no necesitás. Es que, adquirir la costumbre de ahorrar e invertir a edad temprana es una de las fuerzas más poderosas para construir riqueza. Dejame qué te muestre hasta qué punto con un ejemplo.
La importancia de invertir desde temprano
Pensemos en un niño al que sus padres le arman un fondo para su retiro a los 65 años desde que nace hasta los 18 años, aportando USD 500 anuales para invertirlos al 9% anual, la tasa histórica de rendimiento del mercado. Es decir, un ahorro total de USD 9.000.
Por otro lado, en vez de eso una persona podría invertir de los 15 a los 35 años, aportando USD 1.000 anuales para su retiro. En ese caso, estarías ahorrando USD 20.000, más del doble que el caso anterior.
Otra opción seria recién empezar a invertir en la etapa adulta, de 35 a 65 años, realizando un aporte mayor, USD 5.000 anuales durante años. En ese caso, estarías poniendo USD 150.000 más de 7 veces el caso anterior y 16 veces lo que aportó el primer caso. Seguramente ese esfuerzo debería reflejarse en un mayor capital final, ¿verdad?
Abajo te muestro el resultado de cada estrategia de inversión
Sorprendentemente, el empezar a invertir desde niño tuvo los mejores resultados con el menor esfuerzo. Los USD 9.000 totales ahorrados e invertidos por sus padres se convirtieron en USD 1.185.713 al momento del retiro.
La inversión desde joven tuvo un resultado aceptable pero inferior con más esfuerzo. Los USD 20.000 de aporte se convirtieron en USD 678.776 al momento de la jubilación.
Finalmente, quien esperó a los 35 para hacer aportes llegó al retiro con USD 681.538, casi lo mismo que el caso anterior, pero con un esfuerzo mucho mayor. Esa persona tuvo que sacrificarse mucho más para llegar a menos que quien ahorró de chico. Realmente algo a tener en cuenta para la formación de los niños.
